Horas antes de aquella boda imposible...
—Amor, faltan dos días para que al fin seas mi mujer —con entusiasmo y una sonrisa tan grande de oreja a oreja, Antonio se acerca a Cala con una copa de vino y algo debajo del brazo.
—Si. Por fin seré tuya y tú serás mío —replicó ella con un beso al final.
—Amor, no quiero abrumarte, pero debes firmar todo esto, son los contratos prenupciales, sabes que odio esto, pero te aseguro que lo hago por tu fortuna y no por la mía, si pierdo todo no quiero quedarme con lo tuyo —dijo Antonio mientras Cala sonreía con genuina admiración.
—Toma, firma de prisa, y vamos qué se nos hace tarde —dijo Antonio, mientras ponía un bolígrafo en la mano de Cala, ella firmó cada documento sin leer, confiaba plenamente en el hombre que sería su esposo, y no es que ella fuera ingenua, días atrás había leído los prenupciales, creyó que se habían hecho solo las correcciones, sin darse cuenta en ese momento Cala le entrego todo a Antonio.
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Ese momento volvió