El tiempo había hecho su parte, el amor se infiltraba en cada rincón de aquella finca, los días malos y los peores, solo eran parte de un viejo recuerdo, Blake amaba a la que consideraba su reina, si, una que la palabra por sí misma no complacía la verdadera esencia de lo que Blake sentía por su amada mujer.
Pasaba las tardes aprendiendo de su belleza, mientras Cala, leía libro tras libro de la biblioteca de Blake y añadía más colecciones de autores importantes. Blake gozaba con ese mechón de cabello que Cala pasaba detrás de su oreja una y otra vez cuando este caía sobre su rostro, con una copa de vino, de vodka o en ocasiones de café amargo.
Blake tenía todo resuelto, su familia tenía un camino forjado, y para lo que a él convenía sus negocios no podían ser más rentables, millones de euros entraban a sus bolsillo, la marca de su vino iba en crecimiento y charlas esporádicas con su mejor amigo le habían resuelto la vida, se preguntaba una y otra vez que había hecho para merecer t