Las palabras de Santiago fueron precisas, no había alternativa, solo quedaba una cosa, decidir quién haría tal hazaña. Todos se miraron entre sí, Carina, con el entrecejo fruncido se apartó, varios de los hombres que solo eran espectadores, dieron un paso atrás. Bruno con los brazos cruzados, levantó la ceja derecha, haciendo notar qué él no se atrevería a tal cosa, Lorenzo solo respiraba con dificultad mientras miraba a Santiago.

Blake estaba a punto de tomar una decisión, en ese instante supo que todos se habían acobardado, y a pesar de todo los entendía, después de todo no solo era un hombre común el qué luchaba por no desangrarse, era Santiago su mano derecha, el hombre que se encargaba prácticamente de todo en aquel lugar.

—De acuerdo yo… —Blake fue interrumpido.

—Yo lo haré… si no tiene problema con eso yo lo intentaré —dijo Cala.

—Estás loca, tú no vas a meter la mano en Santiago —soltó Bruno, mientras miraba a Cala, con asombro y furia al mismo tiempo.

Cala bajo la mirad