Mientras tanto, hemos llegado a las antiguas cuevas. Después de revisar una a una, llegamos a esta cueva. Los lobos que nos acompañaron revisaron y encontraron las pertenencias del Alfa Nicolás y de la bruja desterrada Isfet. Al poco, reconozco la esencia de ambos.
—Isfet y el Alfa Nicolás estaban aquí, hasta hace muy poco —anuncio, caminando y olfateando alrededor. —¿Ese olor nauseabundo es el de Isfet? —pregunta Amet, convertido en su lobo Hor, arrugando su nariz lobuna. Mis hermanos lobos continúan inspeccionando cada rincón de las cuevas, sus movimientos rápidos y ágiles iluminan la oscuridad con la furia contenida de La Maat Ra. El rastro de ellos es reciente; la esencia del Alfa Nicolás aún flota en el aire. Pero el hedor de Isfet, ese aroma, es casi suficiente para enfermar a cualquier lobo. —Sí, Amet —c