Desde que descubrí que el cuerpo que poseyó Isfet es el de mi pareja destinada, Lucil, no me he separado de la diosa bruja desterrada. Estoy deseando que se duerma para poder hablar con ella. Necesito hacer un plan.
—Nicolás, hoy quiero que me acompañes al otro lado de aquellos pasadizos que vimos ayer, detrás del lago —dice Isfet, apagando el fuego cerca del lago—. Estuve recordando cuando cruzábamos el lago. —Ve tú, yo tengo otra cosa que hacer —le digo molesto. Llevamos varios días aquí y no encontramos nada que nos ayude en el plan que ella se ha trazado. —¿Qué tienes que hacer tú? —pregunta Isfet de inmediato, con recelo. —Pues, buscar comida —le contesto mientras recojo la mochila—. Ya se nos agotó toda la que teníamos. —Eso lo puedes hacer después.