193. EL CAOS QUE DEJÓ ISFET
La oscuridad envuelve todo. El silencio es abrumador, y puedo escuchar las respiraciones agitadas de todos a mi alrededor. Un trepidante rayo resuena, seguido de un retumbar apabullante de truenos que nos hace saltar asustados. Luces de colores crepitantes comienzan a danzar a mi alrededor.
Los rayos y centellas rugen por doquier, creando un ruido ensordecedor. El aire arde con silbidos agudos por el roce, levantando el manantial de la vida en grandes remolinos impregnados de agua. De repente, una gran explosión retumba la tierra, arrojando grandes cantidades de lava a lo lejos. El cielo se llena de luces que giran a una velocidad supersónica, mientras bombas de energía recorren todo a nuestro alrededor. La atmósfera se carga de electricidad en toda la cueva.
Como Alfa Supremo, conjuro sin parar, intentando conectarme con la cueva sagrada del tiempo y el espacio, dominando todo lo que me rodea. Sin embargo, me siento incapaz de someter a los elementos; todo mi poder ha sido práctica