Comienzo a convertirme en la Luna Suprema, delante de los ojos de todos. Muevo mis manos, invocando a todos los integrantes de la manada. Sé que, con ellos, tendré un juicio justo. Al instante, aparecen todos en la cueva y se arrodillan al verme. Mat sigue a mi lado. Comienza a transformarse en el Alfa Supremo, pero no dejaré que mi Alfa me defienda. Quiero que puedan hacerlo sin temor a él. Todos observan asombrados cómo no permito que se forme el Alfa Supremo.
Me giro hacia la manada. Hago una gran reverencia, me arrodillo y toco con mi frente el suelo. Me levanto, quedando de rodillas, y acepto ser juzgada después de disculparme por lo que había hecho. Sé que tengo una gran deuda con ellos y, por eso, aceptaré cualquier cosa que decidan. ¡Excepto dejar a mi lobo! Todos los lobos me observan en silencio ante la reverencia que les hago. Los veo mirar a Mat asombrados, recordando cómo lo cal