CAPÍTULO 29 — Cuentas pendientes
El eco de los pasos de Gabriel resonaba con firmeza sobre el mármol del edificio donde funcionaba la revista. Cada paso parecía una descarga de su enojo contenido. No había podido dormir bien desde que leyó aquella nota. Sentía una mezcla de rabia e impotencia. Isabella no merecía eso. No después de todo lo que había trabajado.
La secretaria de Bárbara lo vio llegar y se tensó al instante.
— Buenos días, señor Fuentes Mansilla —saludó con una sonrisa nerviosa—. La licenciada está en una reunión, pero…
— Dígale que estoy aquí —la interrumpió Gabriel con voz grave—. No me voy a ir hasta hablar con ella.
La mujer dudó unos segundos, pero el tono autoritario de Gabriel no daba espacio a objeciones. Apenas golpeó la puerta de la oficina, Bárbara levantó la vista de su escritorio.
— ¿Gabriel? —preguntó sorprendida, pero al instante sonrió, dejando entrever una emoción contenida—. Hazlo pasar ahora mismo —ordenó con urgencia.
Gabriel entró. No se molestó en s