CAPÍTULO 10 – Sombras en la piel
Cuando Isabella regresó a casa todavía la luz del sol estaba clara. Había terminado antes sus reuniones y decidió no volver a la oficina. La tarde se sentía tranquila, casi perfecta, y pensó que era una buena ocasión para preparar algo especial para Gabriel. Le gustaba sorprenderlo con detalles simples: una cena, una copa de vino, una conversación sin interrupciones.
La casa estaba silenciosa, encendió el horno, acomodó la mesa del comedor y puso música suave. Mientras cortaba las verduras, pensaba en lo que había pasado con Alex Ruiz. No quería admitirlo, pero la inquietud que le provocaba su presencia la había acompañado todo el día. Era una mezcla de curiosidad, miedo y culpa.
Sacudió la cabeza para alejar esos pensamientos. Tenía una vida perfecta, un matrimonio feliz, y no permitiría que un fantasma del pasado arruinara eso.
Cuando escuchó el ruido de la puerta principal, sonrió aliviada.
— Amor, llegaste más temprano —dijo desde la cocina, secánd