CAPÍTULO 9 — El peligro de mirar atrás
Isabella sabía que estaba cruzando una línea invisible, una que se había prometido no volver a traspasar.
Desde aquella primera visita al estudio Ruiz, su mente había sido un torbellino incontrolable. Las noches se le hacían eternas; cada vez que cerraba los ojos, la imagen de Alex aparecía nítida, con esa voz que parecía la de Alejandro, con esa forma de mirar que la dejaba sin aliento. Era imposible que el destino fuera tan cruel como para devolverle lo que alguna vez perdió... ¿o tan benévolo?
La mañana estaba nublada, y esa luz gris del cielo parecía reflejar exactamente el caos que sentía dentro.
Gabriel había salido temprano, como de costumbre, dejando un beso en su frente y un mensaje cálido sobre la mesa: “No trabajes demasiado hoy. Te amo.”
Isabella suspiró al leerlo. Sabía que él era el hombre que cualquier mujer soñaría tener: protector, apasionado, generoso. Pero el pasado, por más que intentara enterrarlo, se había levantado de su tu