Fui adorada como una princesa por toda la manada L. Pero el día que cumplí 18 años, mi padre, el Alfa llevó a casa a Karla, una niña huérfana que había adoptada de un orfanato. Desde ese momento, mi mundo se vino abajo. Mi hermano comenzó a preferirla… y a despreciarme. Mi prometido la protegía… y me ignoraba. Incluso mi padre decía que Karla era dulce y bondadosa, mil veces mejor que yo, su hija. El día de mi graduación, después de ser rechazada 101 veces por Karla, me paré frente a ellos y pregunté, —¿Acaso no soy tu verdadera familia? Mi padre se ablandó...por Karla, pero la abrazó con ternura mientras protegía a Karla, que tenía los ojos llenos de lágrimas, y entonces… me abofeteó con fuerza. —Eres muy malagradecida. Ojalá nunca te hubiera dado a luz. —Me repugna tener una hermana como tú. ¡Lárgate de esta casa! —añadió mi hermano. No dije nada. Solo recogí mis cosas… y me fui. Ellos creyeron que sería como siempre: que me aislaría un rato y volvería fingiendo que no hubiera pasado nada. Lo que no sabían es que esta vez no volvería. Llamé a mi madre y acepté irme a establecer en su lejana manada. Si no me quieren, vale. Haré lo que desean: desaparecer de sus vidas. Pero ahora que se dieron cuenta de que no volveré... ¿por qué me ruegan y me tratan bien?
Ler maisDespués de eso, todavía no se daban por vencidos y vinieron a buscarme al colegio.Incluso se arrodillaron frente a mí, suplicando mi perdón, pero yo ya había tomado una decisión: no iba a volver jamás.La última vez, mi padre, con lágrimas corriendo por su rostro, me dijo,—María, por favor, te lo ruego, dame otra oportunidad. Al fin y al cabo, somos familia, ¡y llevamos la misma sangre!Lo miré fijamente durante un buen rato, con frialdad en la mirada, y dije:—Si pudiera elegir… ojalá el tío Lien fuera mi verdadero padre.Quizá esas palabras fueron demasiado duras.Desde entonces, nunca más volvieron a molestarme.También vino José a buscarme.Se quedó frente a la puerta de mi casa, empapado bajo la lluvia durante toda la noche, solo para pedirme que lo recibiera.Se disculpó de corazón, lo vi en sus ojos, pero, ¿por qué tendría que perdonarlo?Sí, alguna vez fuimos muy cercanos. Pero el daño fue real, y la traición también lo fue. Yo no podía, no podía ni quería perdonarlo.Lo únic
—Alicia, habíamos quedado en que la custodia de María sería mía. ¿Con qué derecho te la llevaste sin mi consentimiento?El padre, al que no veíamos desde hace mucho tiempo, irrumpió dando un portazo, lleno de furia, con los ojos llenos de rabia dirigidos hacia mamá.Detrás de él, mi hermano también la miraba con reproche.—Papá tiene razón, mamá. ¿Cómo pudiste esconder a María a propósito? ¿Sabes cuánto nos costó encontrarla?Mamá, llena de ira, no dudó en darle una bofetada a mi hermano.—¿Rafael, ya olvidaste lo que me juraste? Dijiste que protegerías a María. ¿Y así es como la proteges, dejando que otros la maltraten?Mamá lanzó una mirada fría hacia Karla, que estaba parada a un lado.—Aunque no estuviera junto a María, no soy ciega. ¡Sé muy bien las barbaridades que le han hecho! ¡Jamás permitiré que vuelvan a lastimar a mi niña! ¡Me la llevo conmigo!Lien y Leo se pusieron de pie a mi lado.—¡Ustedes abandonaron a María por voluntad propia y ahora tienen la desfachatez de venir a
Estaba acostada en una cama cálida, sintiéndome inusualmente tranquila. De repente me di cuenta de que hacía mucho tiempo que no pensaba en Karla y los demás.Entré a una red social que no usaba desde hacía siglos y descubrí que varios compañeros de clase preguntaban por mí.Me decían que mi padre y mi hermano estaban desesperados buscándome.Al leer eso, simplemente no lo podía creer.¿Por qué me están buscando?¿Acaso quieren obligarme a disculparme con Karla otra vez? Pero si yo ya me fui, le dejé todo a ella.Jamás me disculparé con Karla.Cerré la red social, cerré los ojos y por fin dormí profundamente. Un sueño dulce, como hacía tiempo no tenía.El tiempo voló. Desde que me mudé aquí, decidí seguir con mis estudios, enfocándome por completo en mi formación.El tío Lien contrató a un profesor particular para que me guiara en mis investigaciones y me ayudara a aspirar a un grado académico superior.En un abrir y cerrar de ojos, llegó la Navidad. Justamente también era mi cumpleaño
—Mamá, ya no me des más de comer, estoy llena —dije, acariciándome el estómago.—¿Cómo que ya comiste suficiente? ¡Si apenas probaste bocado! Mi niña preciosa, estás demasiado flaquita, me parte el alma verte así. A partir de ahora, lo que se te antoje, solo díselo al tío Lien y él te lo preparará con gusto.Lien asintió con una sonrisa y rodeó a mi madre con un brazo, con ternura,—Cariño, haré todo lo que me digas. Le prepararé a María un plan de alimentación completo y saludable.Miré la sonrisa feliz de mi madre, y al ver lo bien que estaba, sentí por fin un poco de alivio en el corazón. Saber que ella estaba bien me tranquilizaba.Pensé que me costaría adaptarme a este nuevo entorno, pero para mi sorpresa, todos me recibieron con los brazos abiertos.Tanto mi madre como el tío Lien se mostraron muy atentos conmigo.Incluso mi hermanastro, Leo, fue muy considerado.Después del almuerzo, mi madre sugirió que Leo me llevara a conocer el parque de diversiones del lugar. Yo también ten
Con lo poco que me quedaba, reservé una habitación en un hotel modesto y me quedé allí.La nieve y el frío me habían pasado factura: esa misma noche empecé con fiebre alta.Instintivamente llamé a papá y a mi hermano, pero recordé que ya estaba sola. Con esfuerzo, pedí al recepcionista que me comprara unos medicamentos.Duré dos días en un letargo febril, postada en la cama del hotel,con el cuerpo ardiendo de fiebre.Llegado el día del vuelo, aún con resfriado, me armé de valor y fui al aeropuerto.En el avión recibí un video de Karla.En la pantalla se le veía en un jardín amplio y luminoso, rodeada de flores vibrantes mientras papá y mi hermano colocaban sus plantas favoritas.Karla sonrió con orgullo,—María, este jardín ya es todo mío. ¿No te da envida? ¡Hasta papá y tu hermano están haciendo lo que yo digo!No solo me lo dieron… ¡dicen que hace tanto frío que me van a llevar a surfear a la playa!Sonreí y respondí,—Felicidades. Lo conseguiste. No es solo este jardín. Ahora todo lo
Por fin terminé el empaque.No era mucho. Todo cabía en una sola maleta.Lo demás no me lo llevaba. Le dejé una nota a la niñera, pidiéndole que tirara lo que quedaba.Bajé las escaleras arrastrando la maleta. Cuando estaba por doblar la esquina, escuché las voces de papá y los demás que acababan de regresar con Karla.Venían del otro lado del salón, no me habían visto aún, pero sus voces llegaban claras hasta donde yo estaba mientras conversaban.—Por suerte no comió mucho. Solo fue una leve reacción alérgica. Si no, no se lo hubiera perdonado a María —dijo papá, molesto—, esta vez tiene que pedir disculpas de verdad, desde el fondo de su corazón.—No hace falta —dijo Karla con esa voz suave—. Seguramente mi hermana no lo hizo con mala intención.—Eres demasiado buena, hermanita —la consoló mi hermano—. No deberías ser tan comprensiva con alguien tan cruel.—¿No dijiste que siempre habías querido el jardín que está a su nombre? Que te lo dé como compensación. Es lo mínimo que puede co
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