—Mamá, ya no me des más de comer, estoy llena —dije, acariciándome el estómago.
—¿Cómo que ya comiste suficiente? ¡Si apenas probaste bocado! Mi niña preciosa, estás demasiado flaquita, me parte el alma verte así. A partir de ahora, lo que se te antoje, solo díselo al tío Lien y él te lo preparará con gusto.
Lien asintió con una sonrisa y rodeó a mi madre con un brazo, con ternura,
—Cariño, haré todo lo que me digas. Le prepararé a María un plan de alimentación completo y saludable.
Miré la sonrisa feliz de mi madre, y al ver lo bien que estaba, sentí por fin un poco de alivio en el corazón. Saber que ella estaba bien me tranquilizaba.
Pensé que me costaría adaptarme a este nuevo entorno, pero para mi sorpresa, todos me recibieron con los brazos abiertos.
Tanto mi madre como el tío Lien se mostraron muy atentos conmigo.
Incluso mi hermanastro, Leo, fue muy considerado.
Después del almuerzo, mi madre sugirió que Leo me llevara a conocer el parque de diversiones del lugar. Yo también ten