Cuando la noticia se extendió, la familia entera quedó en shock.
Nadie podía creer lo que había pasado.
Eugenio y Oriana fueron los primeros en regresar a casa, intentando mantener la calma frente a los niños, aunque por dentro estaban destrozados.
Alexis, en cambio, se quedó en el hospital junto a Sienna.
Sabía que ella necesitaba reposo y que no podía enterarse de todo de golpe; lo más importante era que supiera que Melody estaba a salvo.
Al llegar a la mansión, los abuelos encontraron un ambiente cargado de silencio y dolor.
Los pequeños estaban confundidos, no entendían por qué todos los adultos tenían los ojos rojos, como si hubieran llorado durante horas.
Oriana, con el corazón hecho pedazos, tomó la responsabilidad de cuidar a los niños.
Félix, con el rostro sombrío, se ocupó de llevar a Orla al hospital, pues después de todo lo sucedido necesitaba una revisión urgente.
Eugenio, con el alma quebrada, se hizo cargo de los trámites legales y médicos, sabiendo que cada firma era