105.
KAYNE
Todo estaba listo, nuestra gente adentro estaba abriendo una entrada para mis guardias y los demás.
Yo por otro lado no podía hacer lo mismo, tenía que ser la distracción, la carnada por así decirlo.
Me planto en la entrada observando a los guardias nerviosos que se ven y luego salen corriendo. Sabían que no estaba aquí para felicitar a mi padre, sino para arrebatarle algo que él quiere.
Los minutos pasaron eternos y mientras lo hacía, no dejaba de pensar en ella, en que le había fallado.
Sentía rabia, ira, un odio profundo que era capaz de desbastar todo, pero me contendría, lo suficiente para hacer esto y luego poner en orden las cosas.
La entrada se abrió y ahí estaba mi padre, con esa sonrisa victoriosa en el rostro que estaba por quitarle.
Solo que esta vez, no me lo llevaré a él solo.
—Hijo, ¿vienes a felicitarme?
—Vengo a hacer lo mismo del pasado. Un duelo por el trono.
Volvió a reir con más ganas, quitándose la camisa, dejando al descubierto las cica