AURORA
Mis manos sujetaron su cabello, apretando con fuerza, escuchando su gemido ronco mientras comenzaba a moverme sobre él.
Fue un movimiento lento, deliberado, hecho para provocar a pesar de que yo misma sufría por las represalias del orgasmo que apenas había tenido tiempo de pasar.
El agua se desborda de la tina con cada empuje, salpicando las baldosas que reflejan los nudillos blancos de Kayne por apretar tan fuerte el borde.
Me acerco a su boca dejando que nuestro aliente se mezcle, que nuestros gemidos se hagan uno, que nuestro calor y la fricción de nuestros cuerpos nos controle.
Kayne toma mi boca desesperado, con una intensidad que me roba el aliento, sus manos ya no se aferran a la tina, se aferran a mis caderas, clavando sus garras para dar fuertes empujes hacia arriba justo cuando yo bajo.
Se traga mis gritos de placer, unos que ya no puedo contener cuando lo siento tocar ese punto en mi interior sin descanso.
Esa exquisita electricidad me recorre el cuerpo entero, una q