09.
AURORA
Las rejas del palacio se abrieron ante nosotros, dejándonos el camino libre para entrar. Miré cómo la piedra oscura de los muros se perdía en mi vista, deseando tocarla como aquel día.
Mi cuerpo, una vez más, volvió a erizarse, siendo recorrido por esa electricidad que ahora sentía más mía y también más intimidante.
Allí estaba de nuevo ese fuerte dominio recorriendo el aire de mis pulmones, llegando a cada célula de mi cuerpo para hacerme saber en las tierras de quién estaba.
Llegamos a la entrada; la Reina ya esperaba por nosotros con una sonrisa de alivio y su postura menos tensa, seguramente pensando que no vendría.
De todos modos, aunque me hubiese negado, me hubiesen arrastrado.
—Aurora, qué bueno verte.
—Igual— por supuesto que no. Pero eso me lo reservé.
Vi la vacilación en ella al acercarse, su mirada mostrando culpa y algo más que no estaba segura de qué era.
—Entiendo que esto debe ser difícil para ti, pero quiero que sepas que todo se preparó para que estés segura.