Mundo ficciónIniciar sesiónClara siempre ha sido atormentada por sueños con un hombre de ojos azules que la llama “Mi Luna”. Ella siempre pensó que solo eran sueños comunes, hasta que un día conoce a Hugo, el hombre de sus sueños, quien resulta ser un Alfa inmortal, y el destino que los une también esconde un peligro del que Clara no puede escapar.
Leer másPOV de Hugo
Lobasierra, marzo de 1925
No pude contener la emoción. Besé su vientre y luego abracé con fuerza a la mujer que amo.
No lo sé... Para mí, casarme con alguien solo por ser mi “compañera predestinada” era algo absurdo si no la amaba.
—Gracias, Sofía. Gracias por confiar y siempre creer en nuestro matrimonio.
La frase de Sofía se interrumpió al mismo tiempo que un gran estruendo se escuchó. Instintivamente, volteamos hacia la ventana y vimos una columna de humo negro y denso elevarse.
—¡Hugo, es un ataque de híbridos, mi poder se está debilitando! ¡No hagas ninguna locura! —gritó Rivens, mi lobo interior.
Maldición. Esto era claramente un ataque del clan Nocturnos. Tomé la mano de Sofía de inmediato.
—¡No! ¡Pase lo que pase con este clan, pelearé! ¡Soy una Luna temida y una líder de guerra respetada!
Sofía me abrazó con fuerza, con una mirada cálida mientras acariciaba suavemente mi rostro.
Sofía se teleportó rápidamente, dejándome con un sentimiento extraño y un vacío en el pecho.
Los aullidos de los hombres lobo rompían el silencio en una sinfonía aterradora.
La tierra temblaba bajo las pisadas de los guerreros peludos, que corrían con colmillos y garras listos para destruir. Cuerpos volaban por el aire, estrellándose contra pinos antiguos ahora marchitos por la sangre derramada.
—¡Alpha Hugo! ¡También nos atacan desde el norte! —gritó uno de los betas entre jadeos.
Asentí en silencio, con los ojos enrojecidos. El aura de inmortalidad que heredé a través del ritual de sangre comenzó a extenderse por todo mi cuerpo.
Mi pecho ardía, mi cuerpo comenzó a crecer. El crujido de mis huesos y mis gruñidos se mezclaban con la tormenta nocturna.
A lo lejos, magia oscura estallaba desde el oeste, incendiando parte del bosque. Los brujos oscuros aliados de los Nocturnos lanzaban maldiciones contra mis tropas.
Algunos de mis soldados quedaban atrapados entre su forma humana y lupina, gimiendo de dolor antes de convertirse en cenizas.
No sé cuánto tiempo pasó hasta que desperté con mi cuerpo sacudido por cuatro de mis hombres.
Me levanté bruscamente y miré a mi alrededor, con el corazón latiendo con fuerza.
—¡Busquen a Sofía! ¡Protejan a nuestra Luna! ¡Rápido! —Me puse de pie mientras el terror me envolvía. La situación era verdaderamente devastadora.
—¡Sofía, amor mío! ¿Dónde estás?
Un susurro llegó a mis oídos, y rápidamente usé toda mi fuerza para llegar al origen de la voz.
Mis piernas se debilitaron. Esa mujer era Sofía.
—Ca—Cariño… ¡Amor mío! —me arrodillé junto a Sofía.
Ella no era una alpha inmortal como yo. Aún no había hecho el ritual, y la sangre mestiza que corría por su cuerpo no era lo suficientemente antigua para seguir mis pasos.
—Lo siento, Alpha Hugo…
El viento sopló con fuerza, quizá como señal de la Diosa de la Luna de que mi elección fue un error.
—¡Resiste, Sofía! ¡Iré por los Ancianos para que te salven!
—¡¿Por qué, Sofía?! —Intenté de nuevo, pero su mano apretó con fuerza mis dedos.
—Alpha Hugo, mi tiempo ha llegado… gracias y… créeme, si volviera a nacer, tú serías la persona que elegiría una y otra vez como mi amor verdadero. Te amo…
Sus ojos me miraron con un brillo que se desvanecía, hasta que finalmente quedaron fijos, sin vida.
—¡Sofía!
Sacudí su cuerpo una y otra vez, hasta que tuve que aceptar que Sofía se había ido para siempre.
El estruendo en el cielo reflejaba el dolor de mi corazón. La lluvia cayó con fuerza, limpiando la sangre de Sofía que seguía brotando del arma clavada en su cuerpo.
Lo último que podía hacer era recostarme y abrazarla con fuerza.
POV de EricaHace mucho que dejé de contar los días.El sol sale y se oculta sin promesa alguna, y solo conozco el paso del tiempo por las flores de mi invernadero.Ellas me enseñaron a aceptar: florecer y marchitarse sin enfadarse con el mundo.Me llamo Erica.Antes conocía todos los idiomas de la luna.Ahora solo conozco los nombres de las flores.Hay algo irónico en eso —antes podía ordenar a la luz, y ahora solo espero a que una semilla despierte de la tierra.Quizás así se siente una vida sincera.Vivo en la ladera de una montaña, lejos de la ciudad.Allá abajo, el mundo ha cambiado.Ya no hay rituales, ni Consejo, ni Hugo.A veces escucho a la gente hablar de la Estrella de la Doncella, la estrella plateada que apareció la noche después de que la luna desapareciera.Dicen que es un signo de renacimiento.Yo sé que no es un nacimiento.Es el arrepentimiento convertido en luz.Cada noche escribo algo en mi diario, aunque las letras siempre desaparecen antes del amanecer.El mundo
POV de JuanHan pasado muchos años desde la última noche en que la luna fue vista en el cielo.El mundo siguió girando, pero todo lo que olía a lunar se convirtió en leyenda.Los niños escuchan su historia en la escuela como si fuera un cuento —hablan de lobos, de luz, de un amor que salvó al mundo.Yo, Juan, nunca he creído del todo en esa leyenda, aunque tal vez formo parte de ella.Aun así, cada noche miro el cielo vacío, esperando ver algo perdido, sin saber qué.Quizás porque todavía siento en el pecho un soplo que se niega a apagarse.Ahora trabajo en una vieja academia al oeste, el lugar que alguna vez se llamó la Torre Lunar.El edificio fue restaurado y convertido en una universidad común.Ya no hay símbolos de la luna, ni altares, solo aulas y una biblioteca silenciosa.Pero en el séptimo piso, en la sala de archivos que casi nadie visita, hay un armario que no puede abrirse con ninguna llave.Allí fue donde soñé por primera vez.Aquella noche me quedé dormido sobre el escri
POV de ClaraYa no tengo forma.No tengo sombra, ni voz.Pero estoy en todas partes — en las hojas que se mueven con el viento, en la luz suave del amanecer, en cada onda del agua que refleja la estrella plateada del cielo.No estoy muerta. Tampoco viva.Solo… permanezco.El mundo ha vuelto a ser como antes, incluso más hermoso.Veo a los niños correr sin miedo al cielo.La luna hace tiempo desapareció, pero ahora tienen una nueva luz que la reemplaza: la estrella que llaman Clara, sin saber por qué.Curioso, ¿verdad?El mundo que olvidó mi nombre… ahora lo mira todas las noches.A veces floto sobre la ciudad donde vive Hugo.No puedo tocarlo, pero puedo verlo.Sigue en aquel viejo taller, reparando relojes y máquinas que nunca dejan de latir.Me gusta cómo observa las agujas del reloj — como si cada giro fuera su manera de seguir vivo.A veces se detiene un momento, mirando hacia el oeste, hacia donde brilla mi estrella.Y cada vez que lo hace, este pecho que ya no tengo se siente ti
POV de HugoHan pasado tres meses desde que la luna desapareció.El mundo aún aprende a dormir en la oscuridad, sin la luz plateada en el cielo.La gente llama a esta época La Era del Silencio.Pero para mí, el silencio nunca fue un problema. He vivido bajo él toda mi vida.Ahora vivo en un pequeño pueblo junto al lago.Edificios antiguos de ladrillo, olor a madera húmeda cada mañana, y el canto de los pájaros que aún ignoran que el mundo casi terminó.A veces trabajo en un viejo taller, reparando relojes o herramientas de hierro —un oficio sencillo que mantiene mis manos ocupadas mientras mi mente sigue en calma.Cada amanecer me despierto antes de que salga el sol.No sé por qué, pero siempre miro hacia el oeste, hacia el punto donde solía aparecer la luna.Y cada vez que lo hago, el pecho me pesa.No es dolor. No es tristeza.Es más bien… la sensación de haber perdido algo cuyo nombre nunca supe.A veces sueño.Con una mujer de ojos plateados que me sonríe entre los árboles.Su ros
POV de ClaraAquí no existe el tiempo.No hay cielo, no hay tierra. Solo reflejos de luz: infinitos, incoloros.Despierto entre los fragmentos del mundo, viendo pedazos de mí misma flotando en el aire.Cada trozo refleja mi rostro, pero con emociones distintas: ira, tristeza, vacío, alegría… y culpa.«Estás al borde, Clara», dice esa voz otra vez, profunda pero suave. «Ya cumpliste tu parte. El mundo está a salvo. Es hora de descansar.»Miro hacia el origen, pero no hay forma. Solo un destello, una figura femenina hecha de luz que no logro recordar.—¿Descansar? —mi voz tiembla—. Si descanso, él se destruye. Puedo sentirlo aún… Hugo está conteniendo algo allá abajo.«Está conteniendo su amor por ti.»Cierro los ojos. —Ese amor fue el que causó todo esto.«Y también es el amor lo que te mantiene viva.»Suspiro largo. —Si regreso, puedo cerrarlo todo. Pero sé que no volveré.«Si regresas, el mundo te borrará completamente.»—Lo sé.«Y él no te recordará.»Miro esa luz durante un largo i
POV de HugoTodo es blanco.No luz, no resplandor: blanco, como si el mundo hubiera perdido sus colores.El aire se detiene, y el único sonido que queda es el latido de mi propio corazón.Entonces, a lo lejos, escucho algo: un susurro, tenue pero nítido.«Me llamaste, y he venido a través del amor que me prometiste.»Abro los ojos.El ritual ha terminado, pero el mundo que me rodea ya no es el mismo.El cielo no es cielo. La tierra no es tierra.Todo vibra, como si la realidad hubiera perdido su centro.En el centro del círculo de invocación, medio quemado, Erica yace en el suelo, el cuerpo cubierto de sangre.Juan está de rodillas junto a ella, intentando despertarla.—Señor… —su voz tiembla—. Clara… ha desaparecido.Me lanzo hacia él, buscando con la mirada desesperadamente.—¿Dónde está?Niega con la cabeza. —Se la tragó la luz… pero la entidad no se fue con ella.Lo miro con horror. —¿Qué quieres decir?—Parte de esa cosa —dice, la voz rota— está dentro de ti, señor.Un calor inso
Último capítulo