Fernando sonrió con satisfacción. Había visto la transformación de Marcos a lo largo de las semanas: de un hombre preocupado, inseguro y cargado de culpa, a un hombre decidido, paciente y consciente de lo que realmente quería. Saber que Marcos estaba listo para dar ese gran paso lo llenaba de orgullo y alegría silenciosa. A pesar de todo, Fernando sabía que había hecho lo correcto al apoyar a su amigo y al permitir que la sinceridad y la paciencia prevalecieran.

—Eso es lo que quería escuchar —dijo Fernando, con un tono suave pero firme—. Recuerda, Marcos, esto no es solo sobre la cena o sobre la propuesta. Es sobre mostrar tu amor verdadero, sobre demostrar que cada palabra, cada gesto y cada decisión que tomas vienen del corazón. Isabella merece sentir eso, y tú sabes que puedes hacerlo.

Camilo asintió, apoyando su taza de café sobre la mesa mientras lo miraba con entusiasmo.

—Exactamente —dijo—. Y no olvides… no se trata solo de organizar algo grandioso. Se trata de que ella sienta