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La Humillación es la Mejor Venganza

Víctor Nikolái no podía creerlo. ¿Cómo Selene podía traicionarlo de aquella manera? Su Abuelo, el patriarca, ¡estaba seguro de que lo mataría!

—¿Qué has dicho? ¡Tú, maldito niño! ¿Acaso he criado a una bestia en vez de a un nieto? ¿Cómo puede haber alguien como tú en mi familia? ¿Cómo puede existir alguien tan poco filial? —El anciano gritó lleno de furia.

Mientras Selene, con las manos sobre el hombro del viejo, intentaba calmarlo de manera disimulada, seguía buscando que el hombre reprendiera un poco más a su esposo.

Era una pequeña venganza.

Después de todo, ella había sufrido demasiadas burlas durante aquellos años por culpa de aquel hombre cínico y su descarada hermana. ¿Por qué no podría vengarse de aquella manera?

—Abuelo… perdóname… Es solo que yo soy un hombre enamorado, solo soy alguien que no ama a esa mujer tan frívola y descarada. ¿Cómo puedo amar a una mujer como esa? —La voz de Víctor sonó como la de un pequeño niño que suplicaba perdón, pero el descaro estaba allí, palpable.

Mientras Selene sentía una pequeña molestia en su interior ante las palabras de Víctor, ella mantuvo una mirada sin expresión.

Pero, contrario a tranquilizar al anciano, aquellas palabras solo lo molestaron aún más.

—¿Qué has dicho? ¡No eres más que un descarado! ¿Cómo puedes hablar de esa manera de tu esposa? ¿Acaso hay algún hombre en la tierra que pueda hacer algo semejante? ¿Cómo puedes llamarte un Nikolái a ti mismo? ¡Eres una completa decepción para mi familia!

—Abuelo… por favor, perdónanos. Sé que he sido una mala hija, he sido la peor, pero yo amo a tu nieto y él me ama a mí. ¡Mi hermana no es la mujer adecuada para tu nieto, para esta familia! ¿Qué clase de mujer es considerada apropiada si pierde a su esposo el mismo día de la boda? ¿Acaso eso no lo hace pensar que ella es inadecuada? —La voz de Circe sonó llena de lástima fingida, mientras se arrodillaba al lado de Víctor e iniciaba a llorar, preocupando a Víctor, quien se levantó un poco e inició a consolar a Circe.

Mientras Selene veía aquella escena, solo pensaba en lo patéticos que eran aquella pareja, y que alejarse de ellos lo más pronto posible solo le traería paz.

Solo esperaba que fuese lo más rápido posible, pues no quería seguir lidiando con ellos.

—¡Estos malditos niños! ¿Cómo pueden ser capaces de hacer algo semejante? ¡Niños ingratos y groseros! ¿Cómo puedes hablar de esta manera de tu hermana? ¡Niña ilegítima y malvada...!

—Abuelo… —Víctor intentó replicar, pero la voz contundente del Abuelo lo detuvo.

—¡Silencio! ¿Cómo te atreves a hablarme de esa manera para defender a tu amante ilegítima? Debería darte vergüenza… ahora mismo, ¡quiero que esa mujer salga de la oficina!

—Abuelo…

—¡No quiero más excusas! —El anciano cortó de un tajo las intenciones de replicar de parte de Víctor. Selene, aun en silencio, solo observaba con una pequeña sonrisa.

Circe parecía rogarle con la mirada a Víctor por un poco más de lucha, porque este defendiera su honor, pero contrario a ello, Víctor solo negó y le hizo una señal para que abandonara la oficina.

Selene pudo observar cómo, molesta, Circe solo se marchaba del lugar, mientras el anciano seguía observando fijamente a su nieto, aquel que ahora tenía su rostro fijo en su esposa, observándola con enojo, como si aquella fuese la única culpable del enojo del anciano y no ellos con sus acciones tan mal intencionadas.

—Has perdido el juicio sin duda, no puedo creer que tú seas parte de mi sangre, ¡un hombre tan ingrato y ruin!

—Abuelo… soy tu nieto, ¿por qué me tratas de esa manera? —La voz de Víctor quedó a medio salir, cuando otra taza se estrelló contra el suelo y algunos trozos lastimaron el rostro de Víctor.

—Abuelo… debes calmarte un poco, puedes enfermar y eso es lo último que deseamos, por favor, respira, me preocupa tu salud —La voz tranquila y serena de Selene resonó. Víctor observó cómo el viejo daba un fuerte suspiro e hizo justamente lo que Selene le pedía con total naturalidad, algo que le molestó aún más, pues no podía creer que aquella mujer manipuladora, ahora tuviera el favor de aquel viejo tan problemático y hostil.

—Selene, no puedo creer que hayas tenido el infortunio de caer en manos de un hombre como mi nieto, de verdad te pido disculpas por haber exigido que el matrimonio se diera ante semejante crueldad, es mi culpa por criar una serpiente como esa… —Selene sonrió un poco satisfecha.

Aquellas palabras habían sido dichas por el anciano durante tres años. Justamente luego de que el anciano notara que su nieto se había escapado con la hermana de Selene y ella solo había conseguido ser la burla de la alta sociedad.

—No te preocupes, Abuelo, ya te lo he dicho… ahora solo me preocupa una cosa, y es lo que te he comentado recientemente: el divorcio…

El anciano mostró un gesto amargo. Aquello no le agradaba a Selene. El anciano, aunque se sintiera culpable, era un hombre astuto.

Él deseaba seguir reteniendo a Selene en su familia.

Cuando ella le había pedido el divorcio, sin importarle la oposición de su familia, luego de notar que su esposo no regresaría, el anciano había impuesto miles de trabas, entre ellas el hecho de que el mismo Víctor debía pedir el divorcio para aceptarlo.

Ahora que su nieto incluso había llegado con su amante, Selene estaba convencida de que aquel hombre por fin le daría su libertad, aquella que tanto había anhelado por tres años, donde su única compañía en la soledad era su amante.

Aquel hombre del que no sabía nada, pero cada día siempre solía desear un poco más de su parte.

Pero ella misma solía retenerse, ante el hecho de que el saber más de él solo la ataría un poco más a esa vida que veía como un imposible.

—Selene, ¿de verdad quieres abandonar la familia Nikolái? ¿Acaso somos tan degradables para ti? —Aquel juego de manipulación no funcionaría. Ella podía solo iniciar con el hecho de que su esposo, ahora, estaba de rodillas suplicando perdón por haberse escapado con su hermana por tres años.

—Abuelo… Víctor también lo desea, ¿no es así, Víctor? —Víctor levantó la mirada y con una expresión llena de decisión, decidió levantarse y hablar con claridad hacia el anciano.

—Así es, Abuelo, yo también lo deseo, es un matrimonio que no ha tenido el más mínimo deseo desde el inicio.

—Porque tú así lo has querido, ¡niño ingrato! —El viejo de nuevo inició a mostrar hostilidad, mientras Selene solo le habló con calma, como si hablara con un niño mimado y berrinchudo.

—Eso lo sabemos, Abuelo, pero ya que Víctor ha venido aquí y ha decidido mostrar su rostro, ¿Qué no puedes concedernos esto?

El anciano no podía creerlo. El hecho de que su nieto se divorciara de Selene sería una gran pérdida para su familia.

Pero si su nieto era tonto, no se daba cuenta del gran diamante que tenía como esposa.

Tal vez si lograba que ellos se juntaran un poco, si lograba que trabajaran juntos, ellos podrían al fin tener esa proximidad que tanto deseaba y el divorcio caería en el olvido.

—Está bien… —dijo el viejo con un plan ya trazado en mente—. Haremos lo que piden, pero antes de ello, deben hacer algo más… Quiero el contrato de hotelería con la Corporación Perseus.

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