CAPÍTULO 6: SOMBRAS DEL PASADO
Gael despertó con un jadeo ahogado, su pecho subiendo y bajando con una violencia desesperada, como si acabara de romper la superficie de un mar en el que llevaba demasiado tiempo sumergido. El aire, denso y cruel, se negaba a entrar en sus pulmones. Cada inspiración era un castigo, cada latido una condena. La habitación estaba envuelta en sombras, pero ninguna tan oscura como las que se cernían sobre su alma.
El sudor frío le cubría la piel, pegándole las sábanas a la espalda como si fueran cadenas de tela. Se pasó una mano temblorosa por el rostro, buscando en vano borrar el veneno de la pesadilla que aún lo devoraba por dentro. Pero el temblor no desapareció. Nunca lo hacía. No desde aquella noche.
Nayara.
Su nombre, su esencia, su recuerdo. Su Luna. Su condena. La mujer que alguna vez fue su todo… y a quien él destrozó sin saberlo.
Pero estaba muerta. ¿No?
Eso fue lo que le dijeron. Lo que juraron los guerreros manchados con su sangre. Dijeron que lu