Capitulo —Auxilios de Vida
La casa grande estaba iluminada con antorchas y faroles. El fuego chisporroteaba en los braseros y el olor a carne asada se mezclaba con el de los panes recién horneados y las frutas frescas. Sobre las mesas, los manjares brillaban como un regalo de la Luna misma, y el aire estaba impregnado de risas, conversaciones y brindis. Por primera vez en mucho tiempo, la manada entera celebraba sin miedo, unida bajo el mismo techo. Era una imagen poderosa: hombres, mujeres, ancianos y niños compartiendo un mismo lugar, un mismo latido, un mismo espíritu que hasta poco tiempo atrás parecía imposible. Cada sonrisa era un recordatorio de que habían sobrevivido, de que la oscuridad había quedado atrás y de que la esperanza renacía.
Nayara se movía entre los presentes con sus tres pequeños, que despertaban ternura en todos. Lorien descansaba tranquilo en los brazos de Khael, Selene dormitaba sobre el regazo de Eliana y la pequeña Amaris jugaba con los dedos de Alaric,