17. FRUSTRACIÓN Y DUDA.
—¿Por qué te entrometes en asuntos ajenos?
La emoción de verla despertar se esfumó apenas la oí hablar. Saberla despierta quitó un gran peso de mi pecho, pero fue reemplazado de inmediato por frustración. Me sentí un idiota por ser más débil que ella y dejarme dominar por el estúpido vínculo, no puedo evitarlo. ¿Por qué ella sigue sin sentirlo? ¿Por qué Rob y yo somos los únicos torturados por esto?
—¿Asuntos ajenos? —replico, con una risa seca, buscando ser hiriente—. Repelí al enemigo dentro de mis fronteras. Lo hice por el bien de mi pueblo, no por ti.
Su mirada se turba, pero se recompone en segundos. Me acerco a ella y su pálido semblante muestra que sigue débil. Aunque mi lobo quiere ignorar sus palabras y pegar la nariz en la curvatura de su cuello, para que aspiremos su olor hasta calmarnos del todo, mi orgullo no puede aceptar eso. Ella no se parece a mi Laila, ¿cómo puede mi afecto estarse inclinando por esta mujer? No la amo. Pero ahora sé que me preocuparé por ella siempre