18. PIENSA MAL DE MI
—Buena tarde, señorita. Mi nombre es Rosa.
El saludo amable de la mujer me sorprende, y por un instante, mi atención deja de centrarse en la provocativa comida que lleva en la bandeja.
—Buena tarde, Rosa. Soy Lyra —respondo, apenada por lo que probablemente ella piensa de mí.
Estoy en la cama del Alfa Zayden y, aunque mi conciencia está tranquila, esta mujer no tiene por qué saber que entre él y yo no hay nada físico ni real. Aunque no lo diga, seguramente cree que soy una oportunista que busca el favor del Alfa dejando que se meta entre mis piernas.
—Espero que la comida sea de su agrado. Por orden del médico, deberá consumir alimentos de fácil digestión durante algunos días —explica mientras acomoda la bandeja sobre la mesa plegable junto a la cama.
Siento el calor subir por mis mejillas y bajo la mirada. No la reconozco; no es ninguna de las mujeres que solían mirarme con desprecio. Mientras como, Rosa ordena la habitación y, con tono casual, pregunta:
—¿Quiere que le prepare el ba