38- A cambio de poder.
Ronald negó con la cabeza, girando lentamente hacia su beta con una mirada que quemaba como fuego oscuro.
—La princesa está a su lado —gruñó—. Ella sola podría desmantelar toda nuestra manada si quisiera. ¿Y tú quieres provocar una guerra sin entender por qué está fingiendo ser una humana? ¡Saber que es mi luna no pareció importarle!
Se puso de pie con lentitud, dejando que la tensión pesara en el aire como una niebla espesa.
—No... primero debemos conocer bien sus intenciones. ¿Por qué ocultarse? ¿Por qué jugar a ser una humana? Hasta que sepamos qué busca, cualquier movimiento sería un suicidio.
El beta tragó saliva, pero luego asintió con energía.
—Pero... si es realmente ella, nuestra luna... —Se le iluminó el rostro con esperanza—. Si es la destinada para esta manada… ¿Qué hará para traerla? ¿Es verdaderamente nuestra luna?
—Adivina —lo interrumpió Ronald con una sonrisa torcida, palmeando el hombro de su beta como si ya pudiera saborear el poder en sus manos.
El beta se quedó al