32- Un capricho peligroso.
—Solo te daré unos días —le había dicho Elyria a Gregor como un ultimátum.
Sin embargo, el estrépito de una taza de café estrellándose contra el suelo y haciéndose añicos provocó que Gregor y Elyria giraran las cabezas justo cuando la puerta se abrió de golpe, revelando a Lynn con el rostro contorsionado por la furia.
—¡Humana pretenciosa! ¿Cómo te atreves a reclamar el puesto de Luna? —espetó centelleando de odio.
Sin vacilar, avanzó a zancadas, pisoteando la bandeja y los cristales rotos como si no los sintiera.
Sin que Gregor pudiera anticiparlo, Lynn dejó salir sus garras y, con un movimiento felino, rasguñó la mejilla de Elyria.
La piel se abrió al instante y un delgado hilo de sangre descendió por su rostro.
Un gruñido retumbó en la habitación y Gregor, en un salto, se interpuso entre ambas, cubriendo la herida de Elyria con su mano.
—¡Ya basta, madre! —rugió Gregor con tal intensidad que la cabaña pareció estremecerse desde sus cimientos.
—¡Primero muerta aceptaré que tom