Un Alfa estricto que necesita un heredero… Una humana que quiere ser mamá soltera… Un error. Un descuido. Un encuentro explosivo une a los compañeros predestinados en circunstancias poco convencionales. Secretos, traiciones, amor incondicional. Pero la vida no se detiene, y desde su nacimiento, tienen un destino que cumplir… lo quieran o no. ¿Qué otros vínculos los unen sin saberlo? ¿Qué secretos fueron enterrados para protegerlos? Cuando el pasado regrese, ¿se sentirán traicionados? Solo una verdad podrá darles esperanza: la fuerza de su vínculo… y el amor en sus corazones.
Leer másNarrador Omnipresente.La batalla en el inframundo entre Mara y Zadquiel contra los demonios continúa, cada vez más fuerte y salvaje.Arón, al percatarse de que quienes están en combate son sus suegros, quiere intervenir.—Mara, ¿necesitas que te ayude? —la voz del Alfa resuena en su mente a través del enlace mental, cargada de preocupación.—Ni se te ocurra. Me estoy divirtiendo como hace tiempo no lo hacía —responde ella con una sonrisa irónica mientras esquiva un ataque demoníaco—. Tú encárgate de tu hermanito, mientras yo aprovecho esta efervescencia y soluciono unos asuntos pendientes con tu suegro.—Como digas, pero si me necesitas, llámame —responde sin comprender del todo a qué se refiere su suegra—. A propósito, no te alarmes si sientes que mi aura desaparece.—No hagas locuras. Mi hija y mi nieta te necesitan vivo.—No te preocupes, solo voy a traer a mi hermanito a casa.—Entendido. —Mara corta la conexión, enfocándose completamente en la pelea.Entre tanto, Lilith observa
P.O.V. Jarek.Tengo bajo mi control a las manadas de hombres lobo; los humanos serán aún más fáciles de someter.Los líderes del concejo, en su estupidez, han convocado una reunión extraordinaria.Aún no se dan cuenta de lo insignificantes que son.No son nada.Son míos…Mis esclavos.Mi propiedad.Pero les dejaré montar su espectáculo solo para cerrar con broche de oro, y que todos sepan quién manda aquí.Camino por los pasillos del castillo con paso firme, seguro. Los lobos, ocupados en sus quehaceres, bajan la cabeza al sentir mi presencia.Es algo que me enorgullece. Ninguno está a mi nivel.Cuando entro al salón del concejo, mi mirada se pasea por cada uno de los ancianos presentes, deteniéndose solo un segundo en sus rostros.Inclinan la cabeza en señal de respeto, aunque sé que detrás de sus gestos de arrogancia se oculta el temor, la frustración de algo que soñaron y no tendrán… Poder…Poder absoluto…Me encamino hacia el trono, el lugar que me corresponde. Mi madre, siempre p
P.O.V. Mara Sé que quizás me queme en las llamas del infierno por aprovecharme del momento de caos para saber hasta dónde está dispuesto a llegar por mí Zadquiel. Sin embargo, debo decir que no tuve otra opción. Tuve que convertirme en una asquerosa y maloliente rata para no ser descubierta. El ambiente aquí está lleno de una tensión silenciosa, tan intensa que podría escucharse la caída de un alfiler a kilómetros. No he podido hablar con nadie; todas las comunicaciones han sido bloqueadas. Aunque, para ser sincera, creo que es lo mejor. No deseo poner en riesgo a ninguno de los míos. Con esta nueva apariencia, puedo moverme a través de los ductos y cualquier espacio pequeño del inframundo. Debo ser extremadamente cuidadosa, ya que las ratas no son muy apreciadas y puedo terminar siendo la comida de Cerbero, el perro de tres cabezas que siempre acompaña a Hades. Por suerte, he logrado acercarme a la jaula donde tienen a mi yerno y a su amigo prisioneros. Ambos están gra
Narrador Omnipresente.—No te voy a dejar sola —grita Ann al escuchar a Júpiter.Ella sabe lo testaruda que es Annie, y convencerla no será tarea fácil.—Te aseguro que no lo estaré —dice desapareciendo en milésimas de segundo y reapareciendo con dos jóvenes parecidos a Anteo.Ellos son los hijos mayores de Poseidón, nacidos de otras de sus esposas, y con el derecho a reclamar el trono.Ann percibe que su aura es la de seres de luz, pero también siente que están atrapados dentro de sus cuerpos. Comienza a buscar el origen del veneno de la daga, dándose cuenta de que proviene del tridente de Poseidón.El artefacto se encuentra en poder de Jarek. Annie se acerca a los chicos, con la mirada fija en la imagen mental que tiene del tridente. Al tomar las manos de ambos, solo con el más joven siente la energía y el llamado del arma. Sin dudarlo, se teletransporta al lugar donde está.Su corazón late a mil, temerosa de que Jarek la descubra, pero debe arriesgarse; es la única manera de ganar
Ann empieza a construir la ilusión, adoptando el rostro de la madre de Anteo.—Hola, hijo. Veo que sigues siendo un ser maligno. Fuiste un niño muy malo y ahora eres un hombre cruel —le dice, mostrando la figura de Celeste, su voz impregnada de reproche—. Tu corazón está tan podrido como el de tu padre.—¿Qué demonios es esta maldit4 ilusión? —ruge el usurpador del trono de Poseidón, acercándose con furia y sujetándola bruscamente del cuello—. ¡Tú estás muerta! Yo mismo te asesiné.Ella sonríe de medio lado, manteniéndole la mirada y desafiándolo.—¿Eso creíste? ¿De verdad pensaste que no aprendí a defenderme? —aprovechando un descuido, desaparece de su vista y aparece como una sombra detrás de él—. Fueron muchos años junto a tu padre. Aprendí a ser invisible, rápida y astuta —se ríe con malicia, saboreando cada palabra que lo empuja más cerca del abismo de sus propias frustraciones.Anton se gira, y la observa de arriba abajo. Tanto tiempo sin verla, que casi ha olvidado su rostro… p
Narrador Omnipresente —Salvador… —Annie lo llama, mientras su mente elabora un nuevo plan—. ¿Crees que, así como puedo proyectar las fantasías del inconsciente, también sea posible hacerlo con sus temores?Él la observa detenidamente, tomándose un momento antes de responder. Hay algo en la mirada de Annie, una chispa peligrosa y decidida, ese destello que en ocasiones ha visto en Mara. Mueve la cabeza, negando con una sonrisa.—Definitivamente, la sangre de tu madre corre por tus venas —suspira—. Y, respondiendo a tu pregunta, sí, creo que es posible. Mi cuñada ha usado esos temores para doblegar a mi hermano… Cada vez que quiere tenerlo a sus pies.Annie guarda silencio por unos segundos, sus pensamientos analizan esa nueva posibilidad.—No pensé que mamá fuera tan cruel… —murmura, dejando escapar una sonrisa burlona—. Aunque, si eso le ha servido para mantener a papá a su lado, como dicen: "en el amor y en la guerra todo se vale".De pronto, chasquea los dedos. La ropa que vestía d
Narrador Omnipresente. —Dime, Salvador, ¿cómo diablos vamos a llegar hasta donde está Júpiter? ¿Cómo nos vamos a infiltrar en la profundidad del mar? —pregunta Annie, llena de desesperación. "¿Por qué las cosas tienen que ser tan difíciles?" piensa angustiada, deseando con todo su ser tener la guía de alguno de sus padres. Todo sería distinto si no estuviera tan sola. Salvador la observa ir y venir, inquieta, devorando el espacio con pasos agitados. Su impaciencia lo marea, pero también está preocupando por Júpiter. —Primero que nada, cálmate. Respira hondo... y exhala —dice con voz serena, marcando el ritmo con un suave movimiento de sus manos para ayudarla a centrarse. Annie obedece, respirando con lentitud. —Ahora vamos a planear algo —dice el ángel, mirándola a los ojos—. Eres hija de una diosa y de un ángel muy poderoso. Según entiendo, heredaste todos sus dones. Zadquiel no necesita abrir portales para llegar a un lugar; solo tiene que pensarlo... y ya está. —Tienes
P. O. V. JAREKPor fin ha llegado el momento de ser el único Rey sobre esta maldita Tierra. Derrocar al idiota de Arón ha sido solo el primer paso. Aunque, si soy sincero, lo hice más por puro orgullo que por cualquier otra razón.Pude haberlo destruido sin mover un solo dedo, pero no quería perderme el momento de verlo caer, de verlo sufrir. Aunque el malnacido no ha suplicado clemencia ni ha intentado huir... lo hará.Ahora lo que quiero es tener frente a mí a la estúpida de Annie. No dejo de pensar en cómo esa miserable fue capaz de arrebatarme mis energías. Si no fuera porque soy un dios, esa perra habría acabado conmigo ese día.La demonio que envié a poseer el cuerpo de Virginia me reveló la identidad de la mujer que acompañaba a Arón. Al principio no la reconocí. Su rostro ahora irradia una chispa de luz que atrapa. Su cabello brilla, y su figura ha cambiado: sus caderas se han ensanchado y sus pechos son más pronunciados. Pero, a pesar de esas transformaciones que podrían cau
—Malditos ex Alfas —susurra Annie, antes de dejar escapar una sonora carcajada.Salvador la mira de reojo, desconcertado. No se atreve a decir nada; siente que él es el mayor culpable de que las cosas hayan llegado a este punto.Descuidó la seguridad. No se percató de la cercanía del grupo de renegados que estaban ingresando, ni de cuando los líderes del concejo comenzaron a tomar el control del castillo.Annie lo observa. Puede leer sus pensamientos. Siente la tristeza de su amigo, pero, como en toda guerra, siempre hay sacrificios.Nunca estuvo de acuerdo con la desquiciada idea de Júpiter. Sin embargo, la diosa Selena también puso su granito de arena. ¿Qué podía hacer ella?…—No estoy loca... aunque puede que sí —dice Annie con una sonrisa amarga antes de dejar escapar un suspiro.Sintió cada uno de los golpes que Arón recibió.Vive el dolor de la humillación a la que Jarek lo somete. Una lágrima traicionera rueda por su mejilla, sin darse cuenta, necesita ser fuerte, muchos depend