Al día siguiente amaneció distinto en el bufete. Aún flotaba en el aire el eco de la victoria en la licitación, pero nadie esperaba lo que Raúl y Ernesto estaban por anunciar. Convocaron a todos a la sala principal, donde los planos y maquetas habían sido desplazados para dejar espacio a una larga mesa donde sólo quedaron ecos de que habían celebrado
Raúl tomó la palabra con una sonrisa apenas contenida.
—Compañeros, lo que conseguimos no es solo el triunfo de un bufete. Es la victoria de un equipo que se sostuvo en pie aun cuando todo parecía perdido. Y como muestra de gratitud… cada uno de ustedes recibirá un bono especial.
Un murmullo de sorpresa recorrió la sala, seguido de un aplauso tímido que pronto se convirtió en un rugido. Ernesto levantó la mano para calmar los ánimos y añadió:
—Y no solo eso: tendrán tres días libres con goce de salario. Los han ganado.
La noticia cayó como un rayo de alegría. Algunos no lo podían creer; otros se abrazaban con lágrimas en los ojo