Capítulo 180 — Dulce celebración de otoño.
El amanecer en Ucrania amaneció dorado y frío. Las primeras luces del sol se filtraban entre las ramas desnudas de los abedules que rodeaban la mansión Thomas, dibujando sombras suaves sobre la nieve tenue que aún resistía en el jardín. Desde la ventana del cuarto, Clara observaba el paisaje con una mezcla de asombro y serenidad. El aire parecía respirar historia y promesa.
Detrás de ella, Mateo ajustaba el cuello de su camisa frente al espejo.
—No sé si estoy listo para esto —murmuró con una sonrisa nerviosa.
Clara se volvió y le tomó la mano.
—Claro que lo estás. No solo por ellos… también por ti.
En el piso inferior, Bastian ya se encontraba despierto, sentado en su sillón favorito junto a la chimenea. Mykola revisaba la lista de invitados con su calma habitual. A un costado, el traductor Sergiy se aseguraba de que todo estuviera preparado para recibir a los familiares.
De pronto, el sonido de motores interrumpió la quietud matinal. Desde el ventanal, se veían los vehículos acercán