Un poco más tarde cuando ella bajo a la cocina se encontró a su esposo allí con una expresión algo retadora
—¡Dime la verdad, Amanda! ¿Qué le has estado diciendo a Santi para que ahora me rechace así?.... Preguntó Vittorino alzando la voz, su mirada encendida de furia e impotencia.
Amanda respiró hondo, tratando de mantener la calma.
—No soy yo, Vittorino. ¿Cuántas veces tengo que repetírtelo? Tu, Alejandra, se ha encargado de llenar su cabeza de mentiras, igual que hizo conmigo en su momento. ..
Ella lo miro con seriedad y continuo
–No perdamos el tiempo, . ..
–No sigas por ahí Amanda, no seas tan necia
Una vez más, tenía razón. Amanda sabía que se estaba comportando de un modo mezquino pero, a pesar de todo.
–Tú me llamaste, Mandi –le recordó él–. Un acto sin precedentes, pero expresaste con palabras lo que te preocupaba y he respondido. Ahora, demuéstrame con un poco de respeto y al menos reconoce que el hecho de que yo haya venido merece un poco de consideración.
—Además, . . .¡Es