Un Nuevo Comienzo
El viento helado silbaba a través de las rendijas de la casa improvisada, cortando el silencio de la madrugada.
Todavía estaba tratando de acostumbrarme a la idea de estar allí, lejos de la vida que conocía. El peso de lo que había sucedido antes del accidente seguía pesando en mi pecho, como una piedra fría e inmutable.
La revelación de Julia, mi prometida, que había abortado a nuestro hijo para no perjudicar su carrera, no me dejaba en paz.
Pero, en ese momento, el sonido de la pequeña Roberta, roncando levemente en su cuna improvisada al lado, traía una especie de paz extraña e inesperada.
Jasmine estaba sentada al borde de la cama, con los ojos fijos en mí. Estaba cansada, como siempre, pero sus ojos llevaban un brillo de ternura que no sabía que podría encontrar en un lugar tan aislado.
Su piel estaba marcada por el tiempo y por el trabajo, pero su presencia era acogedora. Ella cargaba a la pequeña Roberta en los brazos, la niña todavía tan pequeña, pero ya con