Rebecca encontró el amor donde menos lo imagino y Andros Bianco encontró a la mujer de sus sueños y mano derecha para seguir con su legado de mafia italiana, en la chica con el rostro mas inocente. ambos se embarcaran en un sin fin de emociones, sensaciones y momentos lujuriosos.
Leer másRebecca…. Que podríamos decir de ella, siente que su vida es una verdadera m****a y cada día solo se torna peor, aunque ya este por cumplir sus 19 años, nada ha mejorado mucho reamente, ha intentado suicidarse en varias ocasiones y nunca lo ha logrado, por eso las marcas en sus muñecas las cuales esconde con lindos brazaletes.
Trabaja medio tiempo en una cafetería cercana a su escuela, después de clases sale directo a trabajar, lo cual realmente le agrada demasiado. No tener que volver a su casa hasta la hora de dormir, es de las mejores cosas que le pudieron pasar.
Su madre y su padrastro son asco de personas realmente, su padre murió cuando Rebecca tenía 11 años, sus hermanos gemelos tenían un año.
Rebecca ve por sus pequeños hermanos gemelos todo lo que puede, su madre se al quedar viuda solo se ocupó de cambiar de novio cada tanto como le fue posible, no trabajaba y tampoco se ocupaba de la pequeña Rebecca y los gemelos, por eso Rebecca se convirtió en una adulta temprana.
No les faltaba lo básico gracias a que su padre al morir dejo una herencia que le alcanzaría para vivir a los 4 toda su vida sin preocupaciones alguna, el pequeño detalle es que Nanci, la madre de Rebecca, era la titular y apoderada y en sus planes no estaba de prioridad sus hijos.
Con forme fueron pasando los años, fueron cambiando las situaciones, pero nunca fueron para mejorar o al menos no para Rebecca.
Los gemelos crecieron, Rebecca ya tiene su cumpleaños número 18 y los gemelos Christopher y Félix, 8 años cumplidos.
Veían en su hermana, la madre que su verdadera madre no había sido para ellos, ya tenía sus rutinas.
Su madre, Nanci, se había casado hace algunos 3 años quizá, con un viejo amor que persiguió durante muchos años y que al final logro conquistar, lo mantiene con la herencia que dejo el papa de Rebecca y pues la relación con ella, no es la mejor, se limitan a convivir bajo el mismo techo.
Saliendo de la escuela, iba camino a la cafetería donde trabajo
Legue puntual como siempre, eran las 3:00 pm, como de costumbre, estaba mi compañero y uno de mis mejores amigos, Damiano Steve, pero odiaba que lo llamara por su nombre
-DAMIANO. Dije con voz gruesa
Damiano volteo sorprendido, no espero que fuera yo, al momento en que me vio, frunció el ceño enojado, yo sabía perfectamente que el odiaba eso, solté una carcajada y el salió y me alzo en brazos e hizo como que me dejaba en la calle.
-ajajajajjaajajajaj no paraba de reír, a lo que Damiano volvió a entrar a la cafetería y yo tras de él.
-deja de decirme asi rebe, sabes que lo odio, solo dime Steve, mi apellido suena mucho mejor.
-está bien, no lo vuelvo a hacer, pero es que tu cara de enojo me causa mucha gracia, no puedo evitarlo cariño, además son cosas de mejores amigos, eso hacen no? Molestarse y ser felices.
Steve solo sonrió y dio media vuelta para seguir con lo suyo, yo entre a cambiarme y empezar mi turno.
Ya eran las 8:30pm casi tiempo de cerrar, pero aun había algunas personas en la cafetería, entre esos un hombre muy atractivo a mi parecer, alto como de 1.80 y tanto de altura, vestido de camisa y baqueros, pero que bien que le quedaban, venia acompañada de 2 hombre más igual de altos y una niña, asumiría que es su hija.
Me asusté de repente cuando sentí que algo se quebró, Sali corriendo a ver y era la niña que había dejado caer in vaso.
-no te preocupes cariño, yo lo recojo, está bien no te vayas a lastimar ok.
¿Creo que la niña no entendió lo que le quise decir, su papa, porque creo que lo era, le repitió lo que le dije, pero en italiano, como lo entendí? Mi padre tenía raíces italianas y lo aprendí de él.
Le hable a la niña en italiano también
-Va tutto bene tesoro, non toccare nulla, andrà tutto bene.
A lo que su padre me miro sorprendido
Y la niña sonrió
Recogí todo y su padre me agradeció, pagaron y salieron del lugar, ya era hora de cerrar también.
Saliendo de la cafetería me fui a casa con Steve como era de costumbre, nos íbamos caminando los dos, él vive unas casas después de la mía, asi que es normal que me deje primero.
Llegando a casa fui a ver a mis gemelos favoritos, Chris y Félix, ya estaban dormidos, les di un beso y me fui a mi cuarto, necesitaba descansar, había sido un día largo tanto en la escuela como en la cafetería.
Después de tomar un baño relajante y merecido, me acosté a revisar los mensajes de mi teléfono, estuvo apagado casi toda la tarde por que había olvidado cargar la batería.
Revise mi grupo de amigas y había fiesta este fin de semana y querían saber si voy, obvio iré jajaj, no esperen menos de mí.
Asi pasaron los días, sin mucha novedad realmente, todo era escuela, trabajo y discutir con mi madre y estar incomoda con su marido bajo el mismo techo.
Llego el sábado por la noche y tenía que alistarme porque ya casi Steve pasaría por mi para ir a la fiesta.
Me coloque un lindo mini vestido negro, deje mi cabello suelto, lo traigo muy largo de hecho, debería córtalo, unos tacones negros con dorado a juego con el vestido, maquillaje ahumado y sutil y n poco de gloss.
Ya estando en el lugar, eso estaba hasta reventar, demasiada gente, por fortuna nuestra amiga Kathleen tiene contactos y fuimos directo a la zona VIP del lugar.
Realmente la fiesta estaba muy buena como siempre, por supuesto Steve y yo estábamos juntos, somos inseparables, el me cuida por supuesto, soy como su hermanita.
Ya era casi hora de irnos, aproximadamente las 3 am, la verdad yo estaba lo suficientemente pasada de copas como para hacer hasta lo inimaginable, por fortuna Steve estaba a mi lado como siempre.
Quise ir al baño, pero no encontraba a Steve por ningún lado en ese momento, asi que no le di importancia y fui sola, de camino al baño tropecé con alguien a lo que perdí el equilibrio y caí en las piernas de alguien en la sala VIP más cercana, la pena más grande de mi vida que hasta la borrachera que traía se me desapareció.
-Scusa, bella, lo so, sono irresistibile, ma non è così. (disculpa linda, sé que soy irresistible, pero esta no es la manera)
-ahahah ti piacerebbe, ma non sei il mio tipo, illuso (jajaja, quisieras, pero no eres mi tipo, iluso)
Sorprendido quedo por que le entendí y le respondí en italiano, me levante rápidamente de sus piernas, pero casi vuelvo a perder el equilibrio, asi que el me ayudo aponerme en pie mientras se burlaba de mí.
-no deberías estar caminando sola en esta oscuridad y mucho menos en ese grado de alicoramiento, hacia dónde vas?
-lo miré un poco confundida y enojada, si, estaba borracha y me enfurecí estúpidamente aun cuando sabía que lo que me decía era totalmente cierto.
-voy al baño y estoy bien puedo ir sola, solo un estúpido me empujo y caí por error en tus piernas, no es nada que no pueda hacer sola.
-lo mire con cara de enojo mientras me acomode el vestido dispuesto a seguir mi camino al baño.
-déjame acompañarte.
-NO¡
-dije un poco alterada.
-ok, tranquila, solo creo que no estas en condiciones de llegar sola al baño.
-y pues…. Razón si tenía, asi que deje q me acompañara hasta la puerta del baño.
Se levanto, se colocó a mi lado y me tomo por la cintura con una mano y con la otra tomo mi mano, no sabría cómo explicar lo que sentí, muchísimo más alto que mis 1,65 de estatura si es.
Lo mire y me sonrió y yo… derretida, creo que quede estúpida por algunos segundos cuando escuche que llamaron mi nombre.
-REBECCA ROSSI, que carajos, donde estabas
Era Steve buscándome
Le di las gracias a ese dios griego, perdón, al hombre que me ayudo para ir al baño, pero ya habían llegado a mi rescate.
Steve lo miro de arriba abajo extrañado por que un hombre x me tenía de la cintura?
-no dejes a tu hermanita sola, podría caerse otra vez.
Dijo eso a Steve y se fue, quede muerta de risa segundos después por lo que dijo y por la expresión de Steve al escuchar lo que dijo aquel dios griego.
-Rebecca, que carajos fue eso?
-Nada, lo juro Steve soy inocente, vamos al baño que ya no aguanto más y luego vamos a casa, tengo demasiado sueño ya.
El ruido en el tejado no era una casualidad. Andros lo supo desde el primer segundo. Se deslizó por la habitación en silencio, se colocó junto a la pared, con el arma desenfundada. El latido de su corazón era lento, entrenado. Beatrice y Alessandra dormían, ajenas al filo que se deslizaba por el cielo raso de su inocencia.Una sombra cayó al otro lado de la ventana, y luego otra. Andros contó tres figuras. Equipos negros. Sin insignias. Pero no eran ladrones. Eran profesionales. Entraban sin forzar, como quien tiene las claves. Como quien fue invitado.—No esta vez —susurró Andros.Con un solo movimiento, selló la puerta desde dentro y se apostó frente a la cuna de las niñas. El primer intruso bajó por el tragaluz. No tuvo tiempo de tocar el suelo: el disparo de Andros lo derribó antes. Silencio. Luego, movimiento. Otro hombre cayó desde el techo del baño contiguo. Esta vez, la pelea fue cuerpo a cuerpo. Golpes secos. Cristal que se rompía. La sangre salpicó el marco de la ventana.Re
La música retumbaba con sensualidad en las paredes doradas de la mansión Bovari. Cada rincón estaba perfumado de deseo, de falsedad... y de algo más oscuro. Rebecca —o mejor dicho, Isabella— danzaba entre máscaras, copas de cristal y sonrisas peligrosas. Su vestido negro de encaje dejaba entrever piel, pero también intención. Ella no era una invitada. Era una cazadora infiltrada entre bestias.Silvia, en su papel de anfitriona, era majestuosa. Su melena de oro recogida en una trenza que parecía una corona, su vestido rojo como sangre recién derramada, y ese andar de reina pagana que hacía que todos —hombres, mujeres, enemigos, devotos— se inclinaran. Pero Rebecca no era todos.Silvia la observaba con un interés cada vez más penetrante.—Isabella... —susurró la Bovari cuando logró acercarse, con una copa de vino en la mano y una sonrisa que podía hacer sangrar a cualquiera—. Tus silencios son tan elocuentes como tu escote. ¿De dónde sacaron a una joya como tú?Rebecca le sostuvo la mir
La cena estaba servida.Velas blancas, copas de cristal finamente tallado, un centro de mesa compuesto por lirios negros —los favoritos de Silvia— y una iluminación tenue que suavizaba las sombras, pero no la tensión. El restaurante entero había sido cerrado por orden directa de la familia Bovari. Esa noche, solo dos mujeres estarían sentadas frente a frente.Una, queriendo dominar.La otra, fingiendo que no lo haría primero.Isabella D’Amore.El nombre falso con el que Rebecca Di Bianco se había infiltrado en el mundo íntimo de Silvia Bovari. Una máscara perfectamente construida: inversora con raíces italianas, conectada con bancos suizos, amante del lujo discreto y con una mirada lo suficientemente fría como para parecer confiable en los negocios turbios.Silvia llegó tarde. No por descuido, sino por estrategia. Siempre lo hacía cuando quería que el otro se sintiera pequeño.Pero Isabella no era “el otro”. Isabella era una reina en la cacería.—Espero no haber hecho esperar demasia
La habitación estaba oscura, pero el brillo de la pantalla frente a Rebecca bastaba para iluminar el plano tridimensional de la mansión Bovari. Los puntos rojos marcaban cámaras, entradas secundarias, sensores. Los azules: vías de escape. Los verdes… puntos ciegos.—En tres días tendrás la primera reunión con Silvia —dijo Jones, apuntando al mapa—. Usarás la identidad de Isabella D’Amore. Inversora extranjera, aficionada a la moda, discreta, elegante y sin pasado en los registros de las mafias italianas. Giulietta ya preparó tus accesos y el capital ficticio.—¿Qué quiere Silvia en esa reunión? —preguntó Andros, mientras Rebecca sostenía su taza de café sin apartar la mirada de la pantalla.—Busca un respaldo para desplazar a su madre —respondió Giulietta—. Hay tensión interna. Donatella la ha mantenido siempre bajo control, pero Silvia quiere el trono. Esta reunión es para reclutar a gente con “dinero y agallas”.Rebecca sonrió.—Dinero tengo. Y las agallas me sobran.La madrugada an
El silencio reinaba en los pasillos ocultos del nuevo refugio subterráneo. Las paredes blindadas eran testigo de una paz tensa, de esas que anuncian tormenta. Las cámaras de seguridad ya estaban conectadas a un nuevo sistema —seguro, encriptado, y administrado únicamente por Rebecca, Andros y pablo, el hombre más confiable de la familia Bianco.O eso creían.Rebecca dormía con una de las gemelas en el pecho y la otra a su lado, mientras Andros observaba informes en la sala de operaciones. Todo parecía estar bajo control… hasta que la alarma silenciosa se activó.Una alerta interna. No una amenaza externa.Un acceso no autorizado al servidor.—Rebecca... despierta amor, algo pasa. —dijo Andros con la voz baja pero tensa, mientras entraba a la habitación con el rostro endurecido por la sospecha.Rebecca se incorporó de inmediato, alerta.—¿Qué ocurre? ¿Intentaron entrar?—No. Es peor. Alguien dentro del sistema trató de abrir los archivos sellados sobre la ubicación de nuestras casas, e
MAS CERCA CAPITULO XXI Baje a nuestro garaje y pensé que lo mas prudente seria ir en un vehículo sencillo, asi que tome una de las motocicletas, esta en particular tiene un motor y sistema demasiado silencios y apenas para la ocasión. Coloque mi celular en la base que tenía junto al tacómetro de la moto, llevaba armas y un cuchillo en la bota derecha y mucha esperanza de que encontraría a Andros y lo traería de vuelta a casa conmigo y las gemelas. ¿Mire la hora y ya llevaba aprox. Media hora de camino, estaba cerca y si no me equivoco, esta era una de las propiedades de la madre de Silvia, estaba mas que claro que lo que había dicho ese tipo era real, la familia Bovari era la encargada del secuestro de Andros, pero estaría Silvia involucrada en todo esto o lo habrán hecho por ella? O solo por el simple hecho del poder y estar cansados de ser los segundos en todo desde que Andros tomo el mando de la familia Bianco en cuanto a negocios y eso claramente a muchos les causó molestia, p
Último capítulo