CAPITULO II ANDROS BIANCO

Me encontraba por asuntos personales en Manhattan, la hija de mi mejor amigo y socio, el cual murió hace un año, vive con su madre hace poco aquí y yo, como su tío favorito vine a visitarla por su cumpleaños número 7, aun es pequeña y se está adaptando al cambio de país, el cambio horario, es una princesa adorable y el tío Andros movería los mares solo por ella.

Salimos a caminar un poco en la zona y nos agarró la noche, pasamos por una cafetería la cual se veía bastante tranquila, asi que quise entrar por un café y algo para mi pequeña.

Como de costumbre yo iba con mis guarda espaldas, ser el rey de la mafia italiana te crea hábitos, aun asi estando en otro país las cosas no cambian para mí.

Estuvimos un rato en la cafetería, pero mi pequeña accidentalmente dejo caer un vaso y se asustó, la muchacha que trabaja en el lugar amablemente se acercó q recoger aquel pequeño desastre, quiso tranquilizar a mi pequeña de una manera m la tomo uy dulce, pero la princesa de tío Andros aun no domina bien el idioma, por lo cual le hable en italiano lo que aquella muchacha le quiso decir, pero para mi sorpresa ella entendió y también le hablo en italiano a mi pequeña, lo cual me sorprendió.

Luego de eso salimos del lugar, pero por alguna razón no salía de mi mente esa joven de la cafetería, si, tenía linda sonrisa y hermoso cabello negro, pero no era para tanto que yo la siguiera pensando y reproduciendo en mi cabeza la manera tan hermosa que habla el italiano.

Cada palabra que salía de sus hermosos labios la hacía ver tan jodidamente sexy, que solo pude imaginarla diciendo mi nombre, mientras yo beso ese hermoso cuello y el tomo de ese hermoso cabello negro largo, Sali de mis pensamientos rápidamente cuando llegamos a casa de Vivian, la viuda de mi mejor amigo y madre de mi pequeña Briana, la adoración del tío Andros.

En lo que resto de semana, Sali a diferentes lugares con mi sobrina, cerré uno que otro negocio desde el hotel donde me hospedaba, ya que el apartamento que tengo aquí en manhattan está en remodelación.

El fin de semana por la noche Sali a una discoteca local con algunos socios a cerrar un importante negocio, nos encontrábamos en una zona VIP, la verdad no estaba tomando demasiado, ya que al día siguiente seria la fiesta de cumpleaños de mi pequeña Briana y quería estar bien para su día especial.

Estaba casi por retirarme del lugar, salieron mis guarda espaldas cuando de la nada una hermosa mujer termino sentada en mis piernas, solo asi, de la nada, cuando la vi, me di cuenta que era la misma de la cafetería a la que fui esta semana y como no iba a recordarla, si desde ese día la imaginaba cada noche diciendo mi nombre.

Note que estaba un poco ebria y cruce un par de palabras con ella, pero en italiano

¿Y cómo era de esperarse me respondió en el mismo idioma, ella sabrá que es tan jodidamente sexy? ¿Sabrá lo hermosa que se ve cada que pronuncia una palabra en italiano?

Para mi des fortuna su hermano vino a rescatarla o eso creo yo que es ese hombre que estaba llamándola como loco, a lo cual ya se su nombre, Rebecca Rossi.

Su apellido explicaría el dominio del idioma, pero quien me explica por qué se ha quedado en mis pensamientos.

Llegue al hotel y ahora no solo no puedo olvidar su voz, sino también su olor, lo suave de su piel y lo mucho que me prendió que aterrizara de esa manera encima de mí, JODER¡ Rebecca, que carajos me diste?

¿Será que en ese café me dio algo? No, no lo creo.

Como puedo pensar esas cosas, ella seguramente ni se acordará de mí.

Iré a dormir de todas formas, después de darme un baño con agua fría para ver si asi se me baja esta calentura que tengo por ti mi hermosa Rebecca.

Juro que no quería despertar, me encontraba hablando solo frente al espejo de mi baño, pensando en cómo carajos ella se metió tanto en mis pensamientos como para soñar con ella y vaya que sueño, mejor me alisto para ir con mi pequeña Briana, hoy es su día especial y quiero hacerla feliz.

Ya estaba listo e iba saliendo del hotel, en la recepción me esperaban mis guardaespaldas y mi chofer.

Llegue a la fiesta y había muchos niños corriendo de un lado para otro, el día de hoy sería muy largo.

Estando en el jardín de la casa, donde era la fiesta, no pude creer lo que estaba viendo, ¿de verdad que me estaba volviendo loco? ¿Estaba yo alucinando?

Era ella, estaba ahí, en la mesa de postres, me dirijo a la mesa y la salude.

-buon pomeriggio signorina, che piacere rivederla (buenas tardes señorita, que placer volver a verla)

-beh... perché mi sembra di averlo già visto prima? (¿bue…porque siento que lo he visto antes?)

Al escucharla hablar, sentí como cada centímetro de mi cuerpo retumbaba al sonido de su voz y no pude evitar imaginarla gemir mi nombre.

-creo que no me recuerdas de anoche no? Y de la cafetería entre semana, aunque por la manera en que te me lanzaste anoche, creería que me conocías de toda la vida jajaja

-oh, lo siento, en la discoteca era usted?

- qué pena de verdad, lo siento mucho, no sabía que usted era el padre de la cumplimentada.

-está bien, no te preocupes, solo me causo un poco de gracia recordar lo de anoche y no, la cumplimentada solo es mi adorada sobrina, aun no tengo la dicha de tener hijos

-disculpe de todas formas.

En ese momento me llamo la mama de Briana y tuve que ir.

-está bien, podemos hablar en otro momento?

-sí, no hay problema.

 Ya estaba por finalizar la fiesta, me dirigía al baño cuando tropecé con Rebecca, ella quedo justo a la altura de mi pecho y por reflejo la tome de su cintura, al momento que ella levanto la vista, nos miramos fijamente y puedo jurar que ella estaba sintiendo lo mismo que yo

Asi mismo di pasos lentos hasta llevarla a la entrada del baño, ella no dejaba de mirarme y retrocedía lentamente cada vez q yo daba un paso hacia adelante, ella me tenía agarrado de mis brazos y yo de su cintura sin dejar el contacto visual.

Cuando estábamos los dos dentro de aquel baño, cerré la puerta con mi pie y procedí a besarla.

Sus besos eran como subir al cielo después de haber bajado el mismo infierno, fue un beso dulce, subí una de mis manos a su hermoso rostro, mientras la otra aún permanecía en su hermosa cintura, ella entrelazo sus brazos en mi cuello y cada segundo que pasaba, nuestro beso se intensificaba, mi cuerpo pedía más, quería sentirla completamente.

La erección que crecía en mi entrepierna lo sabía perfectamente.

-Rebecca

Logré pronunciar su nombre cuando nos separamos por falta de aire, entre jadeos me respondió y solo pude decirle, se mía.

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