NIKITA «Pasado»
«El gusto de cazar a un hombre»
El barro no es un problema cuando sabes por dónde pisar.
Hace dos días que salí del techo. Dormí menos de cuatro horas en total. Estoy en posición desde el anochecer, con el cuerpo pegado a la humedad del bosque, el vientre plano contra la tierra, los codos clavados entre raíces. La mira térmica me muestra su figura desplazándose entre los árboles con una torpeza que delata su desesperación. Corre. Sangra. Respira como un animal acorralado.
Lev Zaitsev.
El fantasma sin rostro al que estoy cazando desde hace cinco semanas. El nombre que repite el Vodir cada vez que alguien intenta cruzar la frontera con mercancía sin pagar peaje. El bastardo que se ha creído dueño de todo.
No es solo un encargo. No para mí. Yo lo conozco. No su rostro. No su voz. Pero sí lo que desayuna. Qué hora prefiere para cagar. Con cuántas putas se acuesta por semana. A quiénes les regala relojes caros, a quiénes les rompe los dientes. Sé la ruta de sus contenedores