Guadalupe Priego junto a su familia, salieron huyendo a otro país, de pronto se vio con gente diferente, un país distinto, un idioma que no hablaba. Después de algún tiempo a la corta edad de 19 años, termina casada con Massimo Pellegrini, nieto de Caterina Pellegrini, él no la ama, ella acepta casarse con él, porque esta perdidamente enamorada. Él se casó con ella por obligación, no por amor, un malentendido lleva su matrimonio a algo que se verá reflejado en un matrimonio lleno de infidelidades, maltrato y desilusiones. Después de algunos años, el matrimonio envuelto bajo la sombra de otra mujer, Guadalupe finalmente le pedirá el divorcio, a él le tomará por sorpresa y se negará a ello, pero un evento desafortunado hará que este llegue lo antes posible. Ella tal vez comience su vida nuevamente, amara a alguien más, será feliz, pero tal vez, esa felicidad tampoco dure. Guadalupe tendrá que experimentar varios momentos de angustia, tristeza y soledad, para encontrarse a sí misma y volver a salir a la luz. Tal vez ahora no este sola, tal vez haya alguien que la acompañe y sea su motor de vida. Aunque no siempre se puede dejar el pasado atrás, siempre y cuando haya buenos cimientos, las cosas solo se tambalearán, pero seguirán en pie. La vida te manda 3 amores; el que te enseña a querer, el que no era para ti y hubieras querido que sí y él que no esperabas que ocurriera, curando tus heridas y haciéndote feliz.
Leer másEran las 5:00 pm cuando aquella preciosa y pequeña novia iba del brazo de Antonio Moretti, aquel imponente hombre que hoy entregaba en el altar a Almendra Pastrana, la mujer de la vida y los sueños de Luciano.Luego de que Luciano hablara con Antonio Moretti, el hombre no tardó ni un mes para traerlo de vuelta.Aquellos momentos pasaban por la mente del joven mientras veía como la chica hacía su marcha nupcial hacia él, esbozando una enorme y bella sonrisa.Algo tenía el embarazo, pero la chica que hoy se convertiría en su esposa, realmente lucía despampanante, lucía hermosa, su rostro mostraba un brillo especial.Incluso Luciano podía decir que parecía un hada, si un hada. Ella había elegido un vestido blanco con motivos florales y aquello le resultaba curioso, ya que la chica prácticamente había optado por una temática llena de flores que le daban un aura de ensueño.Magnus, encantado, había ofrecido su casa nuevamente para que otro de sus nietos contrajera matrimonio.Almendra obvi
Luciano, luego de ver como Almendra finalmente se quedaba dormida, se levantó de la cama y fue a su estudio. El día de hoy había iniciado, como un día cualquiera, una clase temprano y luego varias horas libres, al final, ya no fueron el día de hoy a la escuela.El joven tenía mucho en que pensar, era evidente que un hijo no se encontraba en los planes de ninguno de los dos, pero ya estaba ahí y no podían hacerse a un lado.Luego de varios minutos meditando sobre los pasos a dar, finalmente se armó de valor y decidió llamar al hombre que definiría su destino.Si le llamaba en ese preciso momento, era seguro que lo localizaría, ya que la diferencia horaria era de 10 horas.Sacó su móvil y buscó el contacto de Antonio Moretti, luego de observar por varios minutos el contacto, finalmente se decidió a llamarlo, tan pronto comenzó a sonar la llamada entrante, un sudor frío recorrió el cuerpo de Luciano.Él creía conocer lo suficiente a Moretti, para imaginarse él pero de los escenarios, aun
Rápidamente, habían pasado 6 meses desde que Luciano y Almendra regresaron a Nueva Zelanda.Tal como lo había dicho Luciano, Almendra no volvería a vivir en las habitaciones de la universidad, ella se mudaría al apartamento de Luciano, cosa que también tuvo que ser aprobada por Antonio Moretti.Aquel juez rudo, poco a poco iba bajando la guardia, aunque no del todo.Ángela, su esposa, cada que podía los visitaba, aunque si no lo podía hacer, al menos les regalaba una videollamada cada dos días, ya que Valentina había creado un curioso apego a Luciano.Un día cualquiera en el que Luciano había tenido que ir a una clase extra muy de mañana, Almendra se quedó profundamente dormida, eran las 10:00 am y aún no podía despertar.Lo único que provocó aquello fueron unas increíbles náuseas que le llegaron de pronto. Ella se levantó, corrió al tocador y vomitó todo lo que no tenía en el estómago.Almendra se sorprendió al sentirse así, ya que, según recordaba, no había comido algo que pudiera h
Marco, Valeria, Gio y los gemelos por fin llegaron a la que había sido su casa por alrededor de unos 15 años, casi toda lucia impecable, tal como lo habían dejado.Gio corrió hacia su habitación, sus padres lo siguieron cargando cada uno a uno de los gemelos: Carolina, amorosa en brazos de su padre, y Alberto en brazos de su madre.- ¡Extrañaba mi habitación! ¡Extrañaba mi casita! ¡Papá! – dijo Gio con evidente alegría.- Dime…- Debemos comprar una cama más grande, ya que Enzo va a venir y, tenemos planeadas varias pijamadas, esta cama no nos va a servir. – dijo Gio muy seguro de lo que pedía.- ¡Ah, sí! ¡Vaya! No estaba enterado de tu agenda… - dijo Marco usando un tono irónico.- Sí, papá, él necesita ponerse al día con la escuela, por lo que, como ya fue inscrito en mi misma escuela y salón, yo seré el responsable de ponerlo al día.Así que debemos trabajar muy duro para que él se ponga al día y no se sienta solito, además ya habla español, pero un poquito. – dijo Gio enlistando la
Luego de 13 horas de vuelo, la familia Barzinni, los nuevos Pellegrini, finalmente comenzaban a vislumbrar la ciudad.Aquello le daba mucha tranquilidad tanto a Marco como a Valeria, un Gio y un Enzo emocionados, un Aldo nervioso, también estaba Paloma y su bebe. Todos quienes viajaron tranquilos, a diferencia de Alberto y Carolina, quienes tenían la energía de sí, efectivamente dos bebes.Aldo llevaba en la mente las palabras de su padre al momento de despedirse…- “Hijo… Es momento de tomar caminos diferentes, pero sabes que aquí siempre estará tu hogarNo recuerdo nada de lo que te enseñé, pero aprovéchalo y haz uso de los consejos que te haya dado, porque ahora, yo solo te podría aconsejar que vivas la vida, así como viene, simple y sencilla.No le des mucha importancia al trabajo, eso siempre habrá y nunca se terminará, pero tu esposa y tus hijos, siempre serán prioridad. Recuerda siempre por quién y para quién trabajas”.- Si… Papá… ¡Gracias por todo, mi viejo! – dijo Pietro abra
Luego de aquella plática en la que tanto Laura como Adrien entendían que, ambos debían trabajar para mejorar la confianza y todo aquello que se rompió en cuestión de minutos.Adrien aún abrazaba a Laura, podía sentir la calidez de su cuerpo. Al abrazarla, podía sentir aquel frágil cuerpo de la mujer que un día fue suya y que hoy, hoy, debía trabajar para que pudieran volver a ser algo más que los padres de una bebe.Laura, por dentro, podía sentir como si su corazón se le quisiera escapar del pecho. Sus manos le hormigueaban, su pancita le daba punzadas, eran una serie de sensaciones que no podía describir.Llamémosle instinto, llamémosle estupidez, pero ella levantó el rostro y posó la palma de su mano en la mejilla de Adrien y sutilmente le indicó que necesitaba que se agachara.En el momento en que los labios de aquellos jóvenes se unieron, ella casi pierde el piso, de no ser porque Adrien la sostenía, ella podría haber desvanecido, ya que sentía sus piernas como si fuesen de gelat
Pietro y Celeste habían ido a Bassano, la pequeña familia estaba recostada debajo de una manta, les cubría del sol un enorme árbol, uno que Celeste siempre había tenido y que cuando Spike era más joven, le encantaba subir.El hombre tenía una mano debajo de la cabeza, Celeste tenía la cabeza pegada en su pecho, el otro brazo de Pietro rodeaba el pequeño cuerpo de Celeste. Tenía los ojos cerrados y podía oler su característico aroma a rosas y aquello, realmente lo hacía sentir en su hogar.Definitivamente, el hombre sabía que cada vez que olía a rosas, ese ahora era el aroma al hogar que tanto buscaba.- ¡Te amo, Celeste! – dijo el hombre, así, de la nada y sin abrir los ojos.Celeste, al escucharlo, levantó el rostro y le regaló una mirada de alegría, volteó y vio a sus niñas dormidas en el bambineto.- Pietro… ¡Yo te amo más…! Te amo por todo lo esto que me das.Pietro abrió los ojos al escuchar aquella declaración.- ¿Qué es lo que te doy? – preguntó el hombre intrigado.Celeste son
Laura solo pudo sentir como una oleada de calidez y orgullo la invadía, pero no podía confiar solo en las bellas palabras de ese hombre, ya una vez lo había hecho y las cosas no salieron del todo bien, por lo que prefería y paso a paso.- Sobre nosotros, sé que en su momento hice y dije muchas cosas y no hay palabras que puedan venir a reparar todo lo que hice. Por eso no te voy a llenar la cabeza, diciéndote: perdóname, no sabía lo que decía, ni hacía, porque claramente sabía, no soy idiota.Lo hice sabiendo que eso te lastimaría y, por eso mismo, no te pido que tu y yo lo intentemos.Sé que en algún momento tu encontrarás a alguien que sepa valorar lo que yo no pude. Eres una mujer maravillosa, mírate, ahora eres mamá y sigues viéndote como la jovencita inocente que conocí.Sé que te estás preparando para ser una mujer independiente y eso es magnífico, mi hija no podría sentirse más orgullosa de su madre, de eso créeme que estoy completamente seguro. - dijo Adrien con total sincerid
Adrien por su parte, no esperaba aquel acontecimiento, básicamente él todos los días se levantaba, iba a trabajar, regresaba y se ponía a estudiar. Su vida había comenzado a ser diferente a lo que normalmente vivía, pero aquella sorpresa vino a cambiar todo su día.Una vez que vieron que la puerta se cerró y el abuelo salió con la carriola, ambos se sintieron un poco nerviosos e incómodos.- Laura… ¿Qué sucede? Yo…- Adrien, ¿Podemos hablar?- Si… Dime, ¿Qué necesitan? ¿Está bien, Adele? ¿Le sucede algo?- No… No, todo está bien, ella está bien. Adrien lo que yo quiero hablar contigo es sobre esto. Veo que ahora trabajas con mi familia, la verdad te soy sincera, desconocía por completo que estabas aquí.- Bueno, tu padre me dio la oportunidad y yo, yo solamente estoy devolviéndole el gesto, trabajando arduamente. - dijo el joven nervioso y con la cabeza agachada.- ¡Vaya! Papá, no me había dicho nada… Supongo que tuvo sus razones…- Bueno… No es que llevé mucho tiempo aquí, la verdad