20. ¡Denme un respiro
Indra.
Camine por el pasto con los pies descalzos y el diminuto bikini blanco que Valentina me había rogado que usara.
Por supuesto me había puesto arriba su bata de satin dorada, porque no pensaba andar por toda la fiesta casi desnuda.
No tenía para nada la seguridad que mis amigas tenían sobre sus curvas.
Los lentes de sol metálicos que había comprado en una de mis idas a la plaza me ayudaron a mezclarme entre la gente.
Bendito domingo. Solo quería usarlo para dormir, pero Valentina ya me había sentenciado con que no podía faltar a su fiesta del día del amor y la amistad.
La piscina tenía inflables en forma de corazón, los alrededores de la palapa estaban repletos de globos rojos y blancos.
La mesa de postres tenía todo los brownies en forma de corazón y la máquina de granizados estaba hasta el tope de colorante rojo fresa.
Incluso las sillas de madera tenían globos de helio con forma de corazón amarrados a estas.
Mi mejor amiga cuando se proponía hacer una fiesta no se iba