44. Supervida
Fausto.
Con el inicio oficial de la campaña para la presidencia de Iván Borojez y la existencia de mis hijos, fui aún más precavido.
Si tenía noventa y nueve posibilidades de ganar el trono presidencial, ahora lo complementaría hasta llegar a un cien por ciento.
Vladimir se había aliado extraordinariamente con las células internacionales de Ulises y con las de Salazar. Teníamos que limpiar el terreno presidencial.
En mi mente siempre estaba presente la seguridad de mis gemelos.
Intenté ser optimista. Pensar que al menos el estúpido de Salazar estaba haciendo algo útil. Aunque él había asesinado a mi primer hijo. Pero yo antes había matado a su mamá. Ambos estábamos en una ruleta rusa de violencia que no parecíamos poder detener.
Me obligaba a desviar los pensamientos para centrarme en cada reunión que tenía, en todos los operativos que me mandaban para autorizar.
Mi oficina, llena de computadoras, era mi nuevo hogar. El álbum de mis bebés estaba resguardado en la caja fuerte más pers