45. Piedad para la familia
Indra.
Me sentí algo impactada al bajar los escalones del avión: Fausto de Villanueva tenía una maldita isla privada.
Intenté recordar, pero él nunca me había comentado acerca de este lugar.
¿No confiaba tanto en mí Fausto en el pasado para contarme sobre esto?
Aparté el pesimismo de mí mientras obligaba a Franco a bajar los escalones del avión. Pero desde que Dante lo había malacostumbrado cargándolo a todos lados, era muy difícil hacerlo caminar.
Fara, al contrario, casi volaba de los brazos de Dasha para conocer el aeropuerto privado rodeado de naturaleza.
Los Salazar se habían quedado en el avión, que estaba siendo preparado para volver a despegar.
Una comitiva a bordo de dos sencillas camionetas nos esperaba. Sofía le había rogado a Dante quedarse el día de hoy, pero el tatuado fue tajante. Sé que Sofía no lo entendería, pero yo sí. La seguridad de tus personas importantes siempre era prioridad.
Miré fascinada a Fara gritar de la emoción hacia Victoria, la más cercana a nosotros