15. Momentánea paz
Indra.
El tiempo pareció transcurrir demasiado rápido para mi gusto.
Febrero se presentó sin contratiempos. Los adornos del Día del Amor y la Amistad me trajeron recuerdos que intenté reprimir hasta el fondo de mi conciencia, mientras seguía buscando espacio para guardar toda la diminuta ropa que Sofía me traía en cada ida a las plazas cercanas.
Esa niña había logrado que los albañiles rompieran dos cuartos contiguos al mío para que yo tuviera el suficiente espacio para criar a mi hijo en mi "entorno seguro", como había decretado ella misma.
Dante no le decía ni pío. La dejaba tomar todas las decisiones dentro de la casa.
Intenté imaginarme, aunque fuera una sola vez, a Fausto siendo así de permisivo con sus hermanos, pero me fue imposible.
"La jefa Johanna" regresó a principios de marzo, y Dante desapareció todo ese mes.
Era casi como si se turnaran los horarios de trabajo.
Al contrario de Fausto —que parecía creer que, si no contestaba una llamada, todos sus negocios se vendrían ab