El alivio volvió a Isabel. Se sentía segura nuevamente en su casa. La policía había asignado varios agentes para su protección, y ella misma había reforzado el sistema de seguridad privada. Eso la tranquilizaba.
Pasaba los días ocupada: haciendo llamadas, visitando abogados y representantes. Su relación con Juliana se había enfriado. Apenas cruzaban palabras, y rara vez se veían en el comedor.
Mientras tanto, Pedro comenzaba a hacer preguntas. Su curiosidad despertaba, y Juliana, sin dudar, decidió contarle la verdad. Al oírla, Pedro comenzó a recuperar fragmentos de su memoria: eran vagos recuerdos, pero eran la clave para entender por qué estaba allí.
Lo que no sabía era que su mente pronto recordaría más de lo que hubiera querido.
Michael fue hasta la mansión con la excusa de visitar a Juliana, pero en realidad deseaba ver a Isabel. No podía dejar de pensar en ella. Al llegar, fue Pedro quien lo vio primero, desde el jardín.
Apenas lo divisó acercarse por el camino, una ola de imág