Junior estaba molesto con Mary. Marta le había dicho que ella se estaba quedando con su padre y que apenas se le veía por la casa. Decidió averiguar qué tan ciertas eran las palabras de Marta. Como pudo, llegó hasta la habitación de su padre. Llamó a la puerta y fue Carlos quien abrió.
—¿Qué quieres? —preguntó Carlos, visiblemente fastidiado.
—Buscaba a mi madre... pero ya veo que la está pasando muy bien —dijo Junior, con tono sarcástico.
—Vete, Junior —continuó Carlos, ya enojado.
—¿Por qué te acuestas con mi padre? ¿Acaso te gusta que te violen? —soltó Junior con rabia, mirando a Mary, quien se había cubierto con las sábanas.
—¡No le hables así a tu madre! —gritó Carlos, tomándolo por el cuello de la camisa—. A Mary la respetas —exclamó, lanzándolo contra el piso.
Mary se levantó de la cama, se había puesto una camisa de Carlos, que le quedaba bastante grande. Corrió hacia su hijo.
—¡Ya basta, Carlos! —gritó. Intentó abrazar a Junior, pero él se apartó bruscamente.
—¡No me toques!