22. Todo es por ti
Indra.
Mire por la ventana la solitaria carretera hacia Playa del Carmen.
Fausto se mantenía a una distancia prudente de mi en el sillón de a lado dentro de la Suburban.
Su mirada parecía ida en el verde y amarillo de la naturaleza exterior.
Después de dejar Isla Mujeres esta era la primera vez que lo veía.
Parecía que el silencio se podía cortar con cualquier sonido.
Ni siquiera quería tragar mi saliva acumulada. No me apetecía que las miradas se posaran en mi.
Moví los dedos de mis pies dentro de mis tenis que se sentían como calcetas para poder distraerme.
El pants de algodón y la sencilla blusa de manga larga blanca me quedaban holgadas aún cuando eran de la talla que me correspondía. Pero estaba mas que claro que era una talla del pasado, de la antigua Indra que nunca pensó tener que preocuparse por esto.
Mi cabello finalmente me llegaba a la altura de las mejillas haciendo que pudiera ponerlo detrás de mis orejas en un peculiar estilo pixie que odiaba.
El día de hoy mi