13. Pérdida
Indra.
Entreabrí los ojos ante el asqueroso olor a alcohol.
—Indra— una mujer pronunció mi nombre pero yo volví a cerrar los ojos ante la intensa iluminación blanca.
Quería seguir durmiendo. Estaba tan cansada.
Alguien abrió uno de mis ojos y me hecho una luz directo contra la pupila que me hizo cerrar los ojos de golpe.
El ligero gruñido de molestia brotó de lo profundo de mi maltratado pecho.
Escuché el resoplido de alguien y luego dejaron de jugar con mis ojos en un intento de despertarme.
Gracias. Solo déjenme dormir. Solo quiero eso.
Alguien jalo suavemente mi cuerpo hacia una esquina de la cama pero no me pude molestar en hacer nada.
El cuerpo me seguía pesando de una manera incomprensible.
Unas finas y frías manos comenzaron a tocar mis ante brazos y yo suspiré.
Todo era tan frío aquí. Fue último que pude pensar antes de volver a ladear la cabeza hacia la oscuridad y la ausencia de sueños y pesadillas.
Sin previo aviso sentí las arcadas desde lo profundo de mi estóma