44. La Danza Obligada
La gala estaba en su punto más alto cuando la orquesta comenzó a tocar un vals lento. Las luces se atenuaron ligeramente, creando una atmósfera más íntima. Las parejas comenzaron a llenar la pista de baile, moviéndose al ritmo elegante de la música.
Isidora observaba desde su mesa, agradecida por el momento de respiro. La noche había sido agotadora emocionalmente, aunque exitosa. Cada conversación, cada sonrisa forzada, cada mirada evaluadora la había desgastado de maneras que no había anticipado.
Estaba considerando excusarse para ir al baño cuando sintió una presencia junto a ella.
Matteo estaba de pie a su lado, con la mano extendida.
—Baila conmigo.
No fue una pregunta. Fue una instrucción disfrazada de invitación.
Isidora miró alrededor. Varias personas los observaban. Julieta, desde la mesa principal, asintió levemente. Luca tenía los ojos fijos en ellos, expectante. Clara, desde el otro lado del salón, los miraba con una sonrisa que no llegaba a sus ojos.
Rechazar sería un escán