16. Un Almuerzo a Escondidas
El peso de la amenaza de Matteo en el coche se había instalado en el cuerpo de Isidora como una nueva rigidez. Su advertencia, era la coerción más personal que había recibido. Ella ya no era solo su prometida. Era su sombra.
Pero incluso un tirano tiene horarios. Julieta había planeado un almuerzo formal con viejas amigas para presentar a Isidora, y Matteo tenía una reunión clave con un proveedor en el Atelier. Su ventana de escape era pequeña, calculada y aterradora.
Isidora usó el teléfono prepago de Diego. El mensaje fue breve: Almuerzo cancelado. Café Botánico. Una hora. Sola.
Se puso un sencillo vestido de lana beige y salió de la mansión bajo la atenta mirada de Caterina, que por primera vez no sonrió.
—Cuídese, señorita —susurró Caterina.
Isidora caminó hacia la parada de taxis, sintiendo el vacío que dejó Matteo en la casa. No era la ausencia de afecto lo que la golpeaba, sino la ausencia de una amenaza constante. Era un alivio que se sentía prohibido.
El Café Botánico era un o