Gracia
—Esteban, necesito...
—Quieta. —Esteban me sujetó por la cintura, empujándome hacia los hombres influyentes que se acercaban a él.
No me soltó, sin importar qué excusa le diera o cómo tratara de alejarme de él. En ese mar de gente irrelevante, me encontré buscando constantemente a Tristán, y cuando lo ubicaba, no podía mirarlo por mucho tiempo.
La red de búsqueda se reiniciaba, obligándome a continuar el mismo ciclo de atracción y rechazo, una y otra vez.
Mi corazón latía demasiado rápido y mis manos sudaban, haciéndome incapaz de quedarme quieta.
—Mírenla. ¿No es la hermana de Lucía? —Escuché a un grupo de mujeres hablando desde algún lugar detrás de nosotros.
Esteban estaba enfrascado en una conversación tensa con dos hombres elegantemente vestidos frente a nosotros, mientras su brazo permanecía alrededor de mí, manteniéndome en mi lugar.
—¿No fue ella quien denunció a su hermana recientemente por intento de asesinato?
—Apuesto a que estaba celosa de ella y pensó que Esteban l