Gracia
En la vida...
Siempre me encontraba sorprendida por pequeñas cosas.
Cualquier verdad, cualquier secreto, cualquier incidente podía dejarme inmóvil o hacerme entrar en pánico, y la conmoción se apoderaba de mí.
Pero mientras la llamada se desconectaba y la risa de Rodrigo se filtraba a través del altavoz del otro teléfono...
Me costó sentirme sorprendida.
"Es amor", dijo. "No puedo olvidarte porque..."
Me amaba.
Debí haber estado en shock y negación ante esa confesión que llegó tan repentinamente, pero no lo estaba.
En cambio, mi corazón latía con fuerza dentro de mi pecho, intentando escapar de mi caja torácica.
Era como si supiera que me amaba, pero antes no pudiera creerlo, y ahora sí. Porque dijo que me amaba.
Los hombres enmascarados nos dejaron en nuestro estado y se retiraron a una esquina, sentándose en una mesa para jugar póker.
Tristán dijo que vendría pronto. Y le creí. Por eso... me quedé quieta y observé a Celeste.
El aire frío y húmedo del almacén mordía mi piel, em