Mundo ficciónIniciar sesiónBelén Suárez era apenas una niña de cinco años, cuando su madre desapareció. Su tía la mandó al campo para deshacerse de ella. La tía quería tomar el puesto de su madre. Diez años después intentó regresar a su casa, pero le tendieron una trampa y volvió a desaparecer. A sus quince años había pasado por mucho para proteger su propia vida. Cuando ella ya tenía veinte años, regresó a su familia encontrándose con muchos obstáculos en el camino, pero al fin llegó a su hogar. Comenzó una nueva vida con intrigas, engaños y mentiras, pero ahora ella ya no era una niña. Ahora ella les haría pagar por el sufrimiento que le causaron durante más de Quince años
Leer másEn una Cabaña desierta, gotas de lluvia gruesa caían sobre un techo de lámina, y el sonido de fuertes truenos que rompían en la oscuridad de la noche, rayos brillantes por encima de la montaña.
Desorientada y aturdida. Belén García se encontraba tirado en el piso, despertando por Los Fuertes truenos, con una mirada recorrió la habitación. Al despertar de su aturdimiento, Belén recordó que unos tipos la habían noqueado. Sintiéndose impotente, Belén García tenía las manos atadas a una soga; imposible soltarse, tenía las manos demasiado apretadas. Con la luz de un rayo, visualizó un objeto brillante. Intentando alcanzar aquel objeto brillante, Belén García utilizó muchas maneras para poder hacerse de aquel pequeño fragmento de vidrio. Con tanta insistencia logró alcanzarlo cortando con dificultad la soga que tenía atadas en sus manos, recordando cómo se le estaban poniendo difícil reunirse con su familia. Había perdido el contacto por mucho tiempo con su familia. Justo a punto de descubrir la verdad sobre la muerte de su madre, un grupo de personas ofreció ayudarlas para llevarla de regreso. Sin embargo, justo cuando ella estaba confiada. Intentaron asesinarla, les dio mucha batalla, y al final los derrotó con éxito. Antes de celebrar su victoria, alguien desconocido le golpeó la cabeza y se desmayó. Por fortuna Ella tenía destreza y su deseo de venganza era más fuerte que el deseo de morir, en cuanto comenzó a cortar la soga, la lluvia comenzó a caer más fuerte. Al haber logrado desatarse, Belén García intentó estirarse cuando en ese momento una persona abrió de una patada la puerta. Asustada, pensando que eran los hombres que la secuestraron, Belén tomó el pequeño fragmento de vidrio e intentó esconderse; a los pocos segundos un hombre cayó enfrente de su puerta. En ese momento, sorprendida al ver que era un hombre apuesto y bien vestido, se acercó poco a poco, al notarlo de cerca. Que se dio cuenta de que su rostro estaba pálido, y tenía varias heridas en su cuerpo. En su cintura tenía una herida profunda, como si fuera de un puñal. Belén colocó su dedo bajo la nariz del hombre, para comprobar sus signos vitales, al notar que estaba débil, comenzó a arrastrarlo hacia el interior de la cabaña y recostarlo en el pedazo de manta tendida en el piso. Después de comprobar sus signos vitales, corrió hacia la salida bajo la lluvia, varios minutos después regresó con algunas hierbas. La cabaña desierta, tenía ciertos utensilios, y empezó a triturar las hierbas. Estás empapado, dijo Belén, mientras extendió su mano para quitarle su ropa. Con un solo vistazo, Belén se dio cuenta de la profundidad de la herida de la cintura del hombre. Luego revisó, para saber si no había tocado algunos órganos vitales. Al comenzar a revisarlo en el momento en que se acercó a tomar el pulso, una mano tomó la suya con fuerza. “¿Quién, quién eres tú?”, la voz apagada del hombre se escuchó apenas audible, mientras sujetaba con fuerza su muñeca. “¿Qué, que quién soy?” —dijo Belén mientras le dirigía al hombre una mirada sombría. “¡Soy una deidad, que te acompañará al más allá!”. El hombre inmediatamente le tomó la mano. Y ya inmediatamente dijo: “¡No!” “¡No!” “¡No!” ¡Soy tu salvadora! Si no me sueltas, tendrás que curarte tú mismo, y luego te haré una lápida, en memoria del Sin nombre, “¿te parece la oferta?” El hombre gruñó, “¡Bien!" “¡Bien!" "¡Bien!", frunciendo el ceño, Belén dijo "¡Qué hombre más amargado!" El hombre le dirigió una mirada fría, luego frunció el ceño, sus ojos se posaron en la hierba triturada que ella tenía en un tazón. "¿Qué sucede?" ¿Puedes quitarte la ropa? ¡Hoo me dejas que yo haga los honores!" Belén, al notar que él no contestaba, se acercó a él, a punto de actuar. Él dijo: "¡lo haré yo!" Con una mirada fría, el hombre le apartó sus manos y se quitó su camisa. Sus oscuros ojos la observaban como águila. Cuando el hombre se despojó de su camisa, Belén vio sus abdominales marcados y una V que se marcaba en su cuerpo hasta el interior de sus pantalones. Belén tragó saliva: el cuerpo de este hombre… es demasiado perfecto, sin poder evitarlo, se sonrojó. Inquieta comenzó a colocar con cuidado las hierbas trituradas sobre las heridas del hombre. El hombre, observándola como águila, preguntó: "¿qué es esto que me estás aplicando? Su voz era baja, pero con un toque de frialdad. Medicina antiséptica, para evitar que te siga sangrando… "¿Dónde estoy?" Belén, al escuchar sus preguntas, levantó la cabeza y le lanzó una mirada fría: "¿Puedes callarte un poco?" No me dejas concentrarme. Belén se sentía tímida al estar cerca de él, también ya se estaba cansando De tanta preguntadera. "¡Es guapo, elegante, pero es muy preguntón!" Si supiera dónde estoy, te lo diría, pero he estado atrapada en este lugar por varios días. "¿Si tienes más preguntas? ¡Aguántate!" Deberías de guardar tu fuerza, acuéstate a descansar en lugar de estar haciendo tantas preguntas". "¿Así te enseñaron a tratar a un paciente?", preguntó el hombre con su rostro fruncido. "¿DISCULPA?" Así es como das las gracias a tu salvadora, respondió Belén. El hombre, todavía con ganas de pelear, dijo: "¡Mujer grosera inhumana!" "¿Amigo?" "¡Estás estirando la pata, y sigues de maleducado!" Ambos se miraron fríamente, se dispararon con la mirada y se creó un ambiente tenso. Ni el uno ni el otro se daban por vencido, al final Belén dejó de hablar, pues no tenía chiste ajustar cuenta con hombre moribundo. La lluvia en ese momento estaba cayendo recio; existía la posibilidad de que la noche se pondría más fría. En la cabaña había trozos de madera, decidió encender un juego para mantenerse un poco caliente, luego le dijo al hombre, "¿No te muevas, quédate aquí?" El hombre murmuró unas palabras, pero Belén no las escuchó. Volvió a hablar otra vez mientras Belén caminaba hacia los trozos de madera. Belén, al escuchar que murmuraba, le lanzó una fría mirada. "¡Nos moriremos de frío esta noche, si no encendemos el fuego!" El hombre ya no insistió, y quiso mantener su boca cerrada. Después de una guerra de miradas, Belén decidió encender el fuego. Lo malo de la cabaña es que no había forma de encender el fuego. Pasó una hora, perforando la madera, y logró por fin encender una pequeña llamita. Pero como el lugar estaba demasiado frío, acabó con apagarse. "El hombre dijo: "¿Necesitas ayuda?" En el momento en que escuchó que el hombre habló, escuchó caer un sonido por sus pies; al voltear, vio un encendedor dorado. "¡Garrr!" "¡Garrr!" Eres un hombre despreciable — grito Belén, maldiciéndolo en voz alta. Luego giró y susurró. "¡Desgraciado!" Él no lo escuchó, porque lo dijo demasiado suave, y sonrió Luego el hombre cerró los ojos poco a poco, se dio la vuelta, pero en sus labios se dibujó una pequeña sonrisa, y pensó: "¡Ese pequeño zorrino es lindo cuando se enoja!"—Así es, dé un vistazo, por favor. —Puedo pagarle más si esto es lo que necesita —agregó Alicia y también le guiñó el ojo a Miguel desde un ángulo que nadie más podía ver. —Oh —respondió Miguel—. En realidad, la geomasía del lugar es excelente, pero un aura maligna invadió el lugar los últimos meses. La expresión de Santiago sufrió un cambio drástico al escucharlo. —¿Hay alguna manera de conocer la causa del problema o de resolverlo? —preguntó enseguida. —Hay una forma de resolverlo y ya conozco la causa. Una niña maldita vino a su casa en los últimos meses. Lo único que tiene que hacer es encontrarla y echarla de aquí. Todo estará bien después de eso. Alicia esbozó una sonrisa, pero se apresuró a ocultarla, y en su lugar, puso una expresión ansiosa y comentó: —Entonces, ¿ese es el motivo? Por eso Ana de pronto hizo algo extremo, a pesar de que estuvo bien todo este tiempo. Belén entendió lo que sucedía cuando escuchó lo que dijo. «No me extraña que Alicia contratara de pronto
Alicia se siente cómoda al escucharlo. No le preocupaba que Miguel descubriera algo, porque ella no creía en esas cosas; veía los cíclicos como unos estafadores totales. De hecho, jamás gastaría un centavo si no fuera porque quería montar un espectáculo. Por lo tanto, el motivo por el cual se sentía incómoda era porque tenía que desarrollar una mentira atroz delante de la sepultura de su hija. Momento después, Alicia recobró la compostura. «Todo esto se hace para echar a Belén, así puedo poner las manos encima al grupo García y vengar la muerte de Ana». «Estoy segura de que no me odiará por mentir». Miguel y dos de sus discípulos se apresuraron a organizar todo y comenzaron con la sección espiritual; él tenía una campana y conjuraba un hechizo. Nunca se detuvo y habló con fluidez, pero Belén captó algunas palabras, ya que había leído muchos libros y algunos de ellos eran libros religiosos que le ayudaban a tranquilizarse. «Conjura el hechizo de «Reencarnación» que se usa para ayud
Los iris de Alicia ya se habían contraído tanto como era posible y tenía los ojos tan saltones que estaban al borde de estallar. Sin embargo, en el siguiente instante, Belén se rio entre dientes y respondió: —Era mentira. Alicia se quedó sorprendida y se vio inundada por la confusión y la sospecha. Estaba al borde de volverse loca cuando preguntó: —¿Cuál es la verdad? Belén dejó de sonreír y respondió con calma: —Tía Alicia, dijiste que Ana era miedosa, pero parece que tú también lo eres. Lo único que hice fue hacer una broma y te asustaste tanto que casi sufres un aborto espontáneo. Para ser honesta, te ves muy graciosa. —Tú… —Alicia estaba tan perturbada que casi vomita sangre. Belén la ignoró y se dirigió al mausoleo. Ella ya había ido decenas de veces porque ahí le expresaba su respeto a su madre. Se suponía que era un monumento conmemorativo para los Suárez, pero los García habían ocupado la mayoría del espacio. Eran los desvergonzados que incluso se robaron un mau
Belén no sentía nada, ya que no era la misma persona que cuando regresó a la residencia García, así que lo que Santiago le dijera ya no le afectaba. Sin embargo, puso una expresión de pena y respondió con tristeza: —Entendiste mal. No salí a jugar ni nada por el estilo. Es que no los vi a ninguno de los dos cuando salí del hospital, así que pensé que se habían ido por alguna urgencia. Supuse que volvería a buscarme cuando se desocuparan. Por eso esperé en la entrada del hospital. Esperé durante horas, pero no volvieron… Santiago se quedó sorprendido. Estaba a punto de hablar cuando Alicia se le adelantó y dijo: —Belly, los niños no deberían mentir delante de sus padres. ¿Por qué no nos llamaste si estuviste tanto tiempo esperando? —Mi teléfono se quedó sin batería. Además, nunca pensé que se irían y no volverían —respondió con tristeza. Escuchar esas palabras hizo que el corazón de Santiago se agrietara. El sentimiento de culpa lo invadió mientras se acercaba a Belén y
Las fuerzas armadas se llevaron a Octavio. Dado los crímenes cometidos, tendría al menos ochenta años antes de recuperar su libertad. Aun así, lo arrastraron sin piedad. Jorge, el muchacho de las gafas y su equipo de alborotadores temblaban de miedo mientras rezaban para que Daniel se hubiese olvidado de ellos. Por desgracia, la policía se acercó en cuanto a que las fuerzas armadas se marcharon y fueron directamente al grano. —Señor Peralta, detuvimos a todos los alborotadores que aceptaron los sobornos y fueron a la casa de té. A expulsar a los reporteros e influentes que aceptaron los sobornos para difamarlo a usted y a su casa de té. Jorge y los demás sintieron miedo después de que huyeron esas palabras. —¡No! — soltó uno de los criminales más cobardes—. Señor Peralta, por favor, tenga Piedad y déjeme ir. Yo tampoco sabía la verdad y no dije ni una palabra en todo este tiempo. Por favor, tenga, Piedad — suplicó de rodillas. Esas palabras iniciaron una tendencia, y
Invadido por el pánico, Jorge dirigió su atención a su teléfono y se sorprendió al ver que le habían suspendido su cuenta: «Jorge, el que busca la verdad». Lo peor era que su cuenta no era lo único que estaban boicoteando. El público también lo reprendía y la página de inicio estaba llena de comentarios de odio. Su única fuente de ingreso como influente terminaría si perdía a sus fans, sus cuentas y su audiencia. Operaba en casi todos los sectores importantes; por lo tanto, Jorge había perdido su credibilidad en todas esas industrias. Ya no podía estar de pie, y las cosas habían empeorado tanto que ni siquiera podía sentarse bien y cayó al suelo. Por fortuna, todavía tenía la suficiencia, fuerza mental como para recomponerse, y recordó cómo el tipo que lo reclutó le había transferido el dinero. «Con ese dinero debería ser suficiente para que me vaya del pueblo. ¡Gracias a Dios»! Los ojos de Jorge brillaron. Encendió la aplicación del monedero electrónico y pulsó con





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