Capítulo 64: No todas las hijas buscan consuelo… algunas buscan que el mundo arda
La habitación estaba en silencio.
Tomás revisaba los últimos archivos.
Valentina, con el cabello recogido y la mirada fija, escribía la carta que acompañaría la filtración.
No firmó con su nombre.
No necesitaba hacerlo.
Ese fuego tenía firma propia.
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Desde una red privada y sin rastreo, accedió a la plataforma segura del consorcio de periodistas independientes que había expuesto los Panama Papers años atrás.
Subió los documentos uno por uno.
Las transferencias.
Las cuentas cifradas.
Los alias.
Los nombres reales.
Las rutas.
Las fechas.
Y un video donde una cámara oculta captaba a Isabel Duarte, bajo el nombre A. Arkanéa, autorizando pagos a través de una ONG llamada Lilium Vitae.
El mensaje que lo acompañó fue corto, brutal:
> “La Rosa Negra no es un mito.
> Es un imperio.
> Y su reina vive.
> Estas son las pruebas.
> Háganlas volar.”
Presionó enviar.
Tomás exhaló.
Valentina cerró la laptop.
—Ya está hecho.
—¿Tienes miedo?
Ella lo pensó unos segundos.
—Sí.
Pero eso no me va a deten