"Si tu hijo es mío, entonces tú también lo eres. De ser el padre de tu bebé, a ser tu esposo, solo va un paso y estoy dispuesto a darlo" Steve Brown, magnate millonario, exitoso en los negocios y desafortunado en el amor. ¿De dónde sacaría un hijo biológico, cuando sus exámenes decían por lo claro que era infértil? Y para completar, viudo y sin esposa a la vista. Todo lo que había construido en su vida, se iba a las manos de su medio hermano y solo por los caprichos de un anciano injusto y egoísta. Emma solo quería tener a un bebé. Había luchado tanto contra su enfermedad, que cuando logró su embarazo, pensó que su vida sería perfecta. Solo que no contó con quedarse sin esposo, sin casa, sin trabajo, embarazada y dueña de una deuda impagable, que acabaría con todos sus planes. El hijo que tanto había deseado y esperado, tendría que ser entregado a otros padres, porque no tenía ni para darle de comer. Pero quién se iba a imaginar, que el hombre desconocido que le salvó la vida, tenía con ella más en común de lo pensado. Un error, que uniría sus vidas para siempre. - Le doy la custodia total del bebé, si me deja permanecer a su lado, al menos, como su niñera – le rogó al importante hombre que ahora tenía su destino y el de su hijo en sus manos. Un papá sexy y millonario, una madre dispuesta a todo por su hijo, un bebé criado en el medio de una familia con luchas de poder, traiciones y tramas ocultas por todos lados. ¿Qué podría salir mal de esta combinación? ¿Podrá el amor superar los intereses del dinero?
Leer más— ¡No puedo creer que me esté haciendo esto a mí! – Steve dio un fuerte golpe en su escritorio con frustración y enojo.
— Cálmate Steve, debe haber una solución, algo que podamos hacer …— Leo, tú mejor que nadie sabes lo que significa este capricho de mi padre y las graves consecuencias que me va a traer – Steve se pellizcó el puente de la nariz con cansancio.— Perderé mi puesto de CEO, el puesto que tanto trabajo me ha costado conseguir, ¡y ese imbécil, que nunca ha hecho nada, tendrá más acciones que yo! ¡Se convertirá en mi puto jefe!— Pienso que deberías reconsiderar lo del examen de fertilidad. Steve hay muchos adelantos en la ciencia, nuevas técnicas.— Lo que era imposible hace unos años, ahora se puede lograr.— Hay diversas mujeres dispuestas a alquilar su vientre como madres sustitutas o subrogadas— Leo, como cirujano capacitado, sabía muy bien de lo que hablaba.— Tu padre solo quiere un nieto biológico, de la madre que sea no debe tener importancia, supongo.— ¡J0der!, volver a pasar por lo mismo, la misma desilusión, el mismo estrés. Juro que no sé, qué rayos estaba pensando mi padre cuando propuso este absurdo.Steve recordó, cuando ayer su padre, que llevaba meses enfermo y cada día decaía más, los reunió en su mansión, a él y su medio hermano para decirles, lo que él llamó, su última voluntad.Un nieto, eso era lo que quería, ver la continuidad de su familia antes de morir.Le daría el diez por ciento de sus acciones a su primer nieto, lo cual dejaba a Steve, su hijo mayor y resultado del primer matrimonio, en un gran aprieto.Steve llevaba años viudo, porque su esposa había fallecido en un accidente, pero el problema no era la falta de una mujer para tener un hijo, sino, que él se había hecho unos exámenes y había resultado que le era casi imposible embarazar a nadie.¿De dónde sacaría ahora un bebé para su padre? ¿Adopción?Imposible, porque lo primero que se exigiría para entregar las acciones, era una prueba legítima de paternidad.¿Confesarle su problema a su padre? Más absurdo todavía.El señor Augusto, con lo machista y retrógrado que era, solo interpretaría su infertilidad como falta de masculinidad, o mejor dicho, falta de huevos.Y un hombre, sin lo que había que tener bien puesto, no era candidato para ser el CEO de su compañía.Steve tenía las acciones de su difunta madre, pero sin el apoyo de su padre, su hermanastro, hijo del segundo matrimonio, lograría la mayoría de las acciones y se encargaría de vivir la buena vida, con lo que él se había matado construyendo.— Y lo peor, es que no quería decirte, para que no te alteraras más, pero, creo que debes saber que me encontré con tu hermanastro y su esposa en el hospital y en la consulta de Gineco Obstetricia.Leo soltó la bomba con cara complicada.— Es obvio que va con todo por ese bebé, o más bien por la tajada de acciones de tu padre.— Leo, no me queda más opción que volverlo a intentar, espero que haya surgido un milagro en la ciencia o estoy jodid0 – Steve miró a su mejor amigo y uno de los pocos, que conocía de su infertilidad.— ¿No habías dejado unas muestras de esperma en aquel laboratorio donde tu esposa y tú estaban haciéndose los estudios? – recordó Leo— Llamaré y las pediré a tu nombre, si son viables, podemos partir desde ahí y así te evitas el sacar nuevas muestras.— Lo dejo en tus manos y recemos por un milagroSteve no podía creer que, con casi cuarenta años, estuviese teniendo esta crisis en su vida.Ya se había olvidado de la idea de ser padre.Su aspiración era encontrar a una buena mujer, que lo acompañara como su esposa y viera en él, mucho más que solo sus billetes en la cartera. — Acompáñame, ya que estás aquí, a ver las tierras del distrito F que subieron su valor - se levantó y arrastró a Leo para que le hiciera compañía.Dejaría sus problemas para después, pero mientras fuera el CEO del Conglomerado Brown, haría su trabajo como siempre, aunque quizás estuviese engordando la vaca, para que fuera otro quien se la comiese.*****— Emma, querida, no sé cómo lo logras, pero no me canso de decir que los mejores dulces, se comen en tu pastelería – una señora bajita recogía su bolsa llena de pasteles.— Solo lamento que mi nieta me va a volver loca, cuando des a luz y me imagino el negocio no funcionará un tiempo.— ¡Sin tus dulces ya no podemos vivir! - exclamó con dramatismo— No se preocupe, Sra. Ofelia, no cerraré por mucho tiempo— Emma, una sonriente embarazada, dueña de esta pequeña pastelería, le dijo, despidiendo a la clienta fiel de su negocio.“Por supuesto que no podía cerrar tanto tiempo, aunque quisiera”Pensó, pasando suavemente su mano por la enorme barriga de nueve meses a punto de dar a luz.Las preocupaciones de Emma no eran pocas.No contaba con ningún apoyo, pero eso no era problema principal, porque había decidido criar sola a su bebé, que tanto esfuerzo le había costado tener, debido a sus ovarios poliquísticos.El mayor problema era la enorme deuda que su esposo le había dejado, antes de ser encontrado asesinado en un robo con fuerza y que venían a cobrarle los usureros mes a mes, como relojito suizo.Emma agarró de la caja registradora, el sobre con el pago de este mes preparado.Tenía la confianza de que a su negocio le estaba yendo bien, así que era posible para ella, dar a luz a su bebé, mantenerlo y terminar de liquidar esa m4ldita deuda que no la dejaba prosperar.La campana de la puerta de cristal sonó y al levantar la vista, vio a los hombres que todos los meses venían a exigirle, por una deuda que no era suya.— Aquí está el pago, de este mes, como siempre pueden contarlo, está completo – caminó hacia el hombre delgado, tatuado y con cara de maleante que siempre venía a cobrarle.— Lo siento linda, pero esta vez no vine por el dinero, vine a darte una noticia – le dijo, fumándose un cigarrillo, sin importarle que estaba delante de una embarazada.— ¿Noticia? - Emma tuvo una mala premonición en su corazón y apretó el sobre con fuerza en sus manos.— Resulta que el jefe ya no quiere esa miseria de pago todos los meses, así que, o liquidas la deuda que tienes con nosotros o nos entregas esta vieja panadería que dejaron como garantía— soltó sin nada de compasión y Emma creyó que el mundo se le caía encima.— ¿Cómo… cómo puede ser posible?— Su jefe me dio su palabra. Me dijo que aceptaría el pago de la deuda mes a mes, porque sabe muy bien que no tengo otra manera de liquidarla – Emma, temblorosa y enojada, intentó razonar con ellos.— Puedo… puedo pagarles un poco más todos los meses, pero necesito quedarme con algo para vivir, porque igual mi bebé…— Señora, sus problemas personales, a nosotros no nos interesan, ¿dónde está el contrato legal que mi jefe le dio, acordando lo del pago? – la interrumpió sin piedad, pateando una de las sillas de las mesitas.— Él… él no me dio ningún contrato, pero lo hablamos cuando vinieron la primera vez a informarme de la deuda, incluso… incluso, usted estaba ahí…— ¿Qué yo estaba ahí? No se invente historias, señora, aquí no valen palabras, sino papeles oficiales, dónde está el contrato, ¿usted lo tiene? – le sonrió con cinismo.— ¡Sabe muy bien que no lo tengo, que su jefe me dijo que con su palabra era suficiente, que no me daría ningún contrato a pesar de que se lo pedí varias veces! - Emma le gritó indignada, respirando agitada de la ira.— ¡Se aprovecharon de mi desesperación! ¡Sabían muy bien que no podía pagarles como mi marido les había prometido!— ¡Son unos descarados y unos desgraciados! ¡Sabe que no miento, usted estaba ahí…!— ¡Ya estoy harto de escuchar lo mismo lloriqueos cada vez que voy a cobrar, que si mi padre tiene cáncer, que si mi empresa está en la quiebra, que si mi hija agoniza!— ¡Me importa una mierd4 sus dificultades, lo hubiese pensado antes de endeudarse!— ¡La deuda ni siquiera es mía! ¡Cuántas veces tengo que decirles que es de mi difunto marido! ¡Que él ni siquiera contó conmigo!— ¡Es obvio que ustedes hicieron el negocio con él y ahora se hacen los olvidadizos! – Emma le gritó histérica, impotente y con lágrimas escapando de sus ojos.— ¿Entonces que caraj0 hacemos, desenterramos al muerto y le exigimos el pago? ¡No sea ridícula!— ¡Tiene tres días para pagar o entrega el inmueble, 72 horas, ni un segundo más! – sentenció sin pizca de lástima y obviando las súplicas de la mujer embarazada.— ¡Espera, sabes que no puedo pagar tanto dinero de una vez, esta también es mi casa, me estarán dejando en la calle como una mendiga!— ¡Tengan piedad, voy a tener un bebé, por favor, les pagaré todos los meses, les pagaré…! - pero todos sus gritos se perdieron en la nada, porque nadie se compadeció de ella, ni de su situación.Emma se dejó caer en una silla, con las manos temblorosas en la cara, llorando desconsoladamente.No tenía ni quien le diera ánimos en momentos como estos.Sin padres, ni familia cercana, solo contaba con su esposo y al final, murió dejando su vida echa un caos.Vivía en un pequeño apartamento encima de su negocio, que era su sustento, si perdía este inmueble, sería literal una mendiga.¿De dónde sacaría tanto dinero y cómo podría criar a su bebé, si en tres días quizás estaba en la calle, sin un techo sobre su cabeza?Algo tenía que hacer, no se iba a quedar de brazos cruzados mientras su vida y la de su hijo se hundían.— Contesta Steve, por favor, contéstame amor, esta vez contesta – murmuraba con los ojos rojos, pero nadie le aceptaba la llamada y Emma ya estaba al borde del llanto, no podía creer que vivía esta angustia de nuevo. Tenía hasta hace un momento a su hijo en los brazos, solo se distrajo un momento hablando con Vladímir y lo dejó mirando unas figuras de payasos en la entrada, ¡solo un segundo y lo perdió! ¡Rriiinng, Riiingg! De repente, el sonido del tono de un móvil cerca de ella, la sacó de su agonía mental. Emma corrió hacia el sitio donde vio un celular sobre una banca de madera. ¡Era el móvil de Steve!, ¿qué hacía aquí sonando solo?, ¿qué tipo de película de terror era esta? Antes de encontrar la respuesta, de un momento a otro, todas las luces del parque se prendieron, sorprendiendo a Emma. Al mirar al frente de ella, había una enorme noria llena de luces brillantes, con un enorme cartel en neón que decía: “Querida Emma, ¿te quieres casar conmigo?” Ahora sí, las lágrimas q
— ¡Maldit0s desgraciados! ¿Cómo fue que dieron con nosotros? ¡Me aseguraste que ese dispositivo de bloqueo de señal era infalible! ¡No había pasado ni una hora y nos descubrieron! Amaia estaba chillando como loca dentro del auto, ahora que ya había pasado el peligro.— ¡No pude hacerlo firmar y todo fue por sus incompetencias! ¡Mi padre…! – pero no pudo terminar su frase porque el auto dio un fuerte frenazo que la hizo casi estrellar la cara contra el parabrisas.— ¡¿Qué estás haciendo?! ¡¿te volviste loco?!Le gritaba al hombre que se bajó de repente dando un portazo y Amaia comenzó a tener miedo. Miró a su alrededor y estaban en las afueras de unos almacenes del puerto, sin embargo, no había ni un alma a la vista, ¡este lugar estaba desolado!— ¡Sale del auto! – el hombre le intentó abrir la puerta de su lado, pero Amaia la agarró con fuerza, halándola hacia ella, con sus dos manos.Por alguna razón todas sus alarmas se encendieron, ¡este hombre era peligroso y estaba extremadamen
— ¡Algo me está hiriendo en la mano, me está quemando! ¡Ayúdame, ayúdame o no podré firmar nada con la mano inutilizada! – de repente un grito de ayuda de Steve los sacó de su conversación. — Por todos los cielos calla a ese imbécil que ya no sabe que inventarse, métele un calcetín apestoso tuyo o lo sea en la boca. ¡Se me baja todo de solo de escucharlo! Le ordenó el que estaba entre las piernas de Emma al otro, que con fastidio, dejó de aguantarla y caminó hacia Steve. El magnate suspiró aliviado al ver que su plan surtía efecto. Lo único que se le había ocurrido para separarlos, era esa estúpida excusa. El corazón de Steve le latía con alegría y esperanza, ¡Vladímir, era Vladímir que se había asomado a la salida de uno de los túneles que conectaban con este y le había hecho señales de que se callara! Steve pensó que separar a los dos tipos favorecería el ataque sorpresa, para evitar que uno de los dos diera la alarma o escapara. — Revisa mi mano, me duele, parece que una rat
— Es cierto, los mataré, pero puede ser rápido o lento. Ya que elegiste el peor camino, entonces te lo concederé. Viólenla primero delante de él. — No la maten todavía, necesitaremos más sesiones para que Steve se motive – les dijo a sus hombres y a pesar de las ofensas, súplicas e insultos de Steve, Amaia hizo caso omiso y salió de ese agujero mohoso. No se quedaría a ver esa asquerosa escena, con que la viera Steve y esa hija de puta sufriera, bastaba y sobraba. Caminó por entre los pasillos más adelante, a donde tenían montada una base improvisada. — ¿Firmó los papeles? – el real jefe de los hombres que su padre había dispuesto bajo sus órdenes le preguntó, sentado tranquilo en un muro de una pared derrumbada, jugando a las cartas con otro maleante. — No, pero pronto lo hará, me encargaré de doblegar su voluntad – Amaia le respondió entre dientes, quedándose de pie en la pared frente a ellos y un poco alejada. Odiaba estar escondida como una rata en este agujero de mala muerte
Se escucharon pasos y dos hombretones, con muy malas pintas, se pararon cerca de ellos. Steve tuvo una premonición siniestra en su corazón.— ¿Recuerdan lo que les dije que podían hacer más tarde? Eso de desahogarse con la mujer. Toda suya – Amaia señaló a Emma con la cabeza como si fuese solo estiércol.— ¡No, no! ¡¿qué está haciendo Amaia?! ¡Deja a Emma en paz, estoy dispuesto a firmar lo que quieras, a hacer lo que desees, pero déjala tranquila, ya la has torturado lo suficiente!Steve comenzó a forcejear destrozándose las muñecas, intentando liberarse para ayudar a Emma, que ya estaba siendo desatada de la silla por esos tipos asquerosos.—¡Tú también eres mujer, cómo puedes hacerle eso, firmaré lo que quieras, golpéame a mí, a mí!, ¡¡yo fui quien te dejó desgraciada!!— ¡¿Ahora te diste cuenta de que soy mujer?! ¡Cuando tu perra me sacó desnuda de tu empresa, por qué no pensaste en la humillación que pasé, en cuantos hombres me vieron desnuda! Amaia le gritó mientras golpeaba c
— Steve, ¿qué vas a hacer con nosotras? ¡No nos puedes dejar aquí como prisioneras! ¡Te juro que no tengo nada que ver con lo que sea que esté sucediendo!, ¡solo fui utilizada! Jennifer se levantó del sillón enseguida, cuando vio a Steve pasar como un mensajero de la muerte.— Te quedarás aquí por ahora, nadie te hará daño y mucho menos a la niña, pero tu teléfono será monitoreado y sigue intentando llamar al maldit0 de tu marido. — Ofrécele dinero, lo que sea por informaciones claras y precisas de este asunto – Steve le respondió con prisas pensando en cualquier información que le pudiese servir a Vladímir en el rescate. — Haz todo lo que te indiquen y Jennifer, de tu cooperación depende mucho el cómo sea tu vida después, tenlo en cuenta.Y con esa amenaza dejó a una pálida Jennifer, que cayó de golpe en el mueble. Steve le creía que había sido utilizaba, cuando se enamoraba, Jennifer era una tonta en todos los sentidos, pero tampoco ponía la mano en el fuego por ella.Intenciona
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