El sol apenas asomaba por el horizonte cuando Luca cerró la última maleta y la colocó en el auto. Matteo, aún somnoliento, se acomodó en su asiento trasero con su peluche favorito, mientras Bianca verificaba por tercera vez que no olvidaban nada. Era el inicio de un viaje que simbolizaba mucho más que unas vacaciones: era una declaración de que su nueva vida estaba lista para ser vivida plenamente.
—¿Listos? —preguntó Luca, mirando a su familia con una mezcla de emoción y tranquilidad.
—Más que listos, —respondió Bianca con una sonrisa radiante.
Su primera parada fue en Florencia, donde pasearon por las calles empedradas llenas de historia y arte. Bianca, con su am